En el año 1873, cuando Mme. Blavatsky partió para América (llegó a Nueva York el 7 de julio del mismo año), pretendía estar "controlada" (nuestros espiritistas dirían "guiada") por un "espíritu” llamado John King. Es curioso señalarlo, pues ese mismo nombre se halla mezclado, invariablemente, en todas las mánifestaciones de cierto número de falsos médiums que fueron desenmascarados en esa misma época (1), pareciendo así que todos ellos obraran bajo una misma inspiración. Desde este aspecto es también sumamente significativo lo que escribía Mme. Blavatsky en 1875: "He sido enviada de París a América a fin de verificar los fenómenos y su realidad, y mostrar la decepción de la teoría espiritualista" (2). Enviada, ¿por quién? Más adelante dirá que por los "Mahâtmâs", pero por aquel entonces aún no se hablaba de ellos; por lo demás, fue en París donde recibió su misión, y no en la India o en el Tíbet.
Cuando Mme. Blavatsky llegó a Norteamérica, preguntó a todas las personas con las que se puso en contacto si conocían a un Sr. Olcott (3), hasta que finalmente se encontró con él, en fecha 14 de octubre de 1874, en la hacienda de Chittenden (Vermont), en casa de los esposos Eddy, en la que se producían "materializaciones de espiritus" y otros fenómenos del mismo género.
Henry Steele Olcott había nacido en Orange (New Jersey) en el año 1832, procedente de una familia de honorables cultivadores. En sus primeras actividades fue ingeniero agrónomo; después, durante la Guerra de Secesión, prestó servicios en la policía militar, donde alcanzó el título de Coronel, grado de fácil obtención en los Estados Unidos en aquellos tiempos. Concluida la guerra, se dedicó al periodismo, distribuyendo sus tiempos de ocio entre las Logias Masónicas y las Sociedades Espiritistas. Colaboró en diversos periódicos, especialmente en el New-York Sun y en el New-York Graphic, escribiendo varios artículos sobre los fenómenos de Chittenden; es verosímil que, por la lectura de esos artículos, Mme. Blavatsky comprendiera dónde podría hallar, finalmente, a su futuro asociado. (1*)
Pero, ¿quién hubiera podido dar a Mme. Blavatsky la idea de relacionarse con Olcott, quien en el mundo "espiritualista" no ocupaba una posición puntera? Lo que puede proporcionar la llave del misterio -descartando la hipótesis de una comunicación de los "Mahâtmâs", que no puede ser sostenida seriamente, y que fue inventada después de los hechos- es que Olcott conocía ya a John King, si se ha de creer a lo que escribía en el año 1876, a propósito de ese supuesto "espíritu", a William Stainton Moses, espiritista inglés muy conocido bajo el seudónimo de M. A Oxon: "Ha estado frecuentemente en Londres, yo mismo lo encontré en 1870." En la correspondencia de la que tomamos esa frase, y que el mismo Stanton Moses publicó más adelante en su periódico (4), hay buen número de afirmaciones a las que se hace difícil considerar seriamente, planteándose la interrogante de si Olcott procuraba engañar a los demás o si él mismo era el engañado. Por nuestra parte no pensamos que haya sido siempre tan ingenuo como ha querido parecerlo y como lo creyeron los investigadores de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas, de Londres, en el año 1884, ni tampoco que haya sido tan completamente sugestionado por Mme. Blavatsky como lo fueron otros, por ejemplo: Judge y Sinnett. Además, él mismo declaró que no era “ni un novicio entusiasta ni un crédulo simplón", y definió su papel como consistente en: "rebuznar, para llamar la atención de la gente"; por lo tanto, su buena fe queda bien sujeta a caución. Como quiera que sea, a veces la verdad logra ser dilucidada a través de las fantasmagorías en que se halla envuelta, y así, en un carta fechada en el año 1875 se lee lo siguiente: "Procurad lograr una reunión privada con John King; él es un Iniciado, y sus frivolidades de lenguaje y de actuación disimulan un asunto serio. Esto es aún bastante vago, pero en otra carta, en la que Olcott alude a sus relaciones personales con John King, al mismo tiempo que habIa de éste de un modo que, en su conjunto, hace pensar que se trata de una "materialización", sin embargo dice que ese mismo John King es miembro de una Logia Masónica (el verbo está éscrito en presente) al igual que lo era el mismo Olcott y otro tanto su corresponsal, el Rev. Stainton Moses, y también -como lo dijimos precedentemente- Víctor Michal, el primer magnetizador de madame Blavatsky.
En el decurso de este estudio habremos de señalar numerosas veces las relaciones existentes entre la Sociedad Teosófica y diversas ramas de la Masonería; pero lo que importa hacer resaltar aquí es que aparentemente el nombre de John King bien podría disimular a un hombre vivo, cuya verdadera identidad debía permanecer incógnita; ¿era la misma persona que enviara en misión a Mme. Blavatsky y preparara su asociación con Olcott? Esto es, por lo menos, muy verosímil, y en caso afirmativo se debería admitir que ese misterioso individuo actuaba por cuenta de alguna agrupación no menos misteriosa; cosa que se confirmará subsiguientemente haciendo ver otros casos similares. Sin embargo, no pretendemos resolver la interrogante de quién era John King. Simplemente, comprobaremos que Olcott, en un pasaje de sus Old Diary Leaves (Hojas de un Viejo Diario), en que relata un "fenómeno" producido por Mme. Blavatsky en abril de 1875 (se trata de un dibujo que se dice trazado por vía oculta en un papel de una libreta, figurando una joya Rosa-Cruz masónica), liga el nombre de John King al de un tal Henry de Morgan, los dos nombres estarían escritos encima del dibujo mencionado. Quizás haya ahí una indicación, pero no queremos hacer demasiado hincapié en ello. Hubo, sí, un Profesor Morgan, presidente de la Sociedad Matemática de Londres y que también se ocupó de psiquismo, pero no pensamos que fuera a él a quien se aludía en tal oportunidad. (2*) Por otra parte, en una carta dirigida por Mme. Blavatsky a Solovioff en febrero de 1886, habla de un tal M... que la habría "traicionado" y arruinado diciendo mentiras al médium Home, quien la desacreditaba desde hacía ya diez años"; es dable suponer que esa inicial se refiere al mismo personaje, y entonces sería necesario llegar a la conclusión de que, por alguna razón determinada, ese señor Henry de Morgan, en caso de ser tal su verdadero nombre, habría abandonado a su agente de antes hacia los años 1875 ó 1876, es decir, precisamente cuando el nuevo "Club de Milagros" establecido en Filadelfia sufría un fracaso comparable al que anteriormente había sufrido su fundadora en El Cairo, y un fracaso debido justamente a la misma causa, a saber: el descubrimiento de los múltiples fraudes utilizados por Mme. Blavatsky (5).
En esa época, efectivamente, ya no se habló más de John King, y simultáneamente se notó un cambio destacado en la orientación de Mme. Blavatsky, coincidencia que proporciona la confirmación de lo que acabamos de decir. La causa determinante de dicho cambio fue el encuentro con un tal George H. Felt, quien fue presentado a Mme. Blavatsky por un periodista llamado Stevens. Este Felt, que decía de sí mismo ser profesor de Matemáticas y de Egiptología (6), era miembro de una sociedad secreta designada habitualmente por las iniciales "H. B. of L." (Hermetic Brotherhood of Luxor: Hermandad de Luxor) (7). Ahora bien: esta sociedad, aun cuando haya desempeñado un papel importante en la producción de los primeros fenómenos de "espiritualismo" en América, es formalmente opuesta a las teorías espiritistas, pues enseña que los fenómenos se deben, no ya a espíritus de fallecidos, sino a ciertas fuerzas gobernadas por seres humanos vivientes. Fue precisamente el día 7 de septiembre de 1875 cuando John King se vió sustituido, como "control" de Mme. Blavatsky, por otro "espíritu" que se hacía llamar por el nombre egipcio Serapis, y que muy pronto habría de ser reducido a no ser más que un "elemental"; en el momento mismo en que se producía este cambio, el médium Dunglas Home atacaba públicamente a Mme. Blavatsky en un libro titulado Incidents in my Life, y muy pronto la atacada, que hasta entonces no se había ocupado de otra cosa que de espiritismo, declaraba con evidente mala fe, que ella: "jamás había sido y jamás sería una médium profesional", añadiendo que había "consagrado su vida entera al estudio de la antigua cábala, del ocultismo, de las ciencias ocultas" (8), Recientísimamente, Felt la había hecho afiliar, lo mismo que a Olcott, a la H. B. of L.:
"Pertenezco a una Sociedad Mística -decía un poco antes-, pero no se sigue de ello que me haya convertido en un Apolonio de Tiana en enaguas" (9), y después de esa declaración que contradice expresamente la historia de su "iniciación" anterior, añade todavía: "John King y yo estamos ligados desde tiempos antiguos, mucho antes de que él comenzara a materializarse en Londres". Sin duda se trataba del "espíritu" que en aquel entonces la habría protegido durante su infancia, misión que más tarde fue confiada al "Mahâtmâ" Morya, oportunidad en la que se dedicó ella a hablar de John King con grandísimo desprecIo: "Lo que se parece, se une; conozco personalmente a hombres y mujeres de gran pureza, de gran espiritualidad, que han pasado muchos años de su vida bajo la dirección e incluso bajo la protección de 'espíritus' elevados, desencarnados o planetarios; pero esas ’inteligencias' no son del tipo de los John King y de los Ernest que aparecen durante las sesiones" (10). Más adelante nos encontraremos con Ernest, cuando hablemos de Leadbeater, a quien se le ocurrió -digámoslo de paso- atribuir a "hadas" o "espíritus de la naturaleza", la protección oculta de que habrían estado rodeadas la infancia y juventud de madame Blavatsky. A decir verdad, ¡los teosofistas deberían entenderse mutuamente a fin de hacer concordar sus propias afirmaciones! Pero, ¿qué sé ha de pensar, según su propia confesión, de la "pureza" y de la "espiritualidad" de Mme. Blavatsky, en la época en que era "controlada" por John King?
Convendrá exponer desde ahora, a fin de no volver sobre el hecho, que Olcott y Mme. Blavatsky no permanecieron mucho tiempo con la H. B. of L.; y que fueron expulsados de esa organización poco antes de su partida para América (11) Es importante esta observación pues los hechos precedentes, frecuentemente dieron oportunidad a singulares errores; así fue como el Dr. J. Ferrad, en un estudio publicado hace algunos años (12), escribió, a propósito de la jerarquía que existe entre los miembros de la Sociedad Teosófica: "Por encima de los dirigentes que forman la Escuela Teosófica Oriental (otra denominación de la “sección esotérica”), hay además una sociedad secreta, reclutada entre esos dirigentes, cuyos miembros son desconocidos, pero firman sus manifiestos con las iniciales H. B. of L. Conociendo muy bien todo lo que se relaciona con la H. B. of L. (cuyos miembros, por lo demás, no firman sus escritos con esas iniciales, sino con una esvástica), podemos afirmar que, después de lo que hemos consignado, ella jamás tuvo relación oficial u oficiosa alguna con la Sociedad Teosófica; antes al contrario, estuvo en constante oposicion con la misma y otro tantos con las sociedades rosacrucianas inglesas, de lo que trataremos algo más adelante, aun cuando algunos individuos hayan formado parte, simultáneamente, en estas diversas organizaciones, cosa que en condiciones tales podrá parecer bizarro e insólito, pero en realidad no es un hecho excepcional en la historia de las sociedades secretas (13). Además, poseemos documentos que prueban de una manera absoluta lo que acabamos de adelantar, especialmente una carta de uno de los dignatarios de la H. B. of L., fechada en julio de 1887, carta en la que el "Budismo Esotérico", o sea, la doctrina teosofista, es calificada como "tentativa destinada a pervertir el espíritu occidental", y se dice además, entre otras cosas, que: "los verdaderos y reales adeptos no enseñan esas doctrinas del 'karma' y de la ‘reencarnación’, enfatizadas por los autores del Budisrno esotérico y de otras obra teosóficas", y que: ni en las susodichas obras ni en las paginas del Theosophist se halla una vision justa y de sentido esotérico sobre esas importantes cuestiones". Tal vez la división de la H. B. of L. en “círculo externo” y “círculo interno”, sugirió a madame Blavatsy la idea de constituir en su sociedad una "seccion exotérica” y una “seccion esotérica"; pero las enseñanzas de ambas organizaciones se contradecían en buen número de puntos esenciales, en especial, la doctrina de la H. B. of L., es claramente “anti-reencarnacionista" y ya volveremos sobre esto a proposito de un pasaje de Isis Desvelada que parece haber estado bien inspirado, pues fue escrito, precisamente, por Mme. Blavatsky durante el período del que nos estamos ocupando.(3*)
Reanudemos ahora el orden de los acontecimientos. El 20 de octubre de 1875, poco menos de dos meses después de la aparición en escena de Serapis, fue fundada en Nueva York una sociedad llamada "De Investigaciones Espiritualistas". Sus autoridades eran: Presidente, Olcott; Vicepresidentes, Felt y el Dr. Seth Pancoats; Mme. Blavatsky se contentaba modestamente con el cargo de Secretaria. Entre los demás miembros recordaremos a William Q. Judge, quien habría de desempeñar un papel importante en la Sociedad Teosófica; a Charles Sotheran, uno de los altos dignatarios de la Masoneria Norteamericana, y, a este propósito haremos notar que el General Albert Pike, Gran Maestro del Rito Escocés para la jurisdicción meridional de los Estados Unidos (cuya sede se hallaba entonces en Charleston), se allegaba también en esa época a Mme. Blavatsky, pero sus relaciones no parecen haber tenido resultados ulteriores. Será preciso creer que, en tales circunstancias, Pike fue más clarividente que muchos otros, reconociendo prontamente a la persona de que se trataba. Y, puesto que se ofrece la ocasión, añadiremos que el renombre de Albert Pike como escritor masónico ha sido demasiado exagerado: en una buena parte de su obra principal: Moral and Dogma of Freemasonry -Moral y Dogma de la Francmasonería-, no hizo más que seguir, por no decir plagiar, a la obra Dogme et Rituel de la Haute Magie - Dogma y Ritual de la Alta Magia - compuesta por el ocultista francés Eliphas Lévi.
El día 17 de noviembre de 1875 la sociedad así fundada, y que apenas contaba dos semanas de existencia, fue transformada en "Sociedad Teosófica" por sugerencia de su tesorero Henry J. Newton, espiritista pudiente que ignoraba todo acerca de la teosofía, pero a quien agradaba esa palabra sin saber por qué razón. Por lo tanto, el origen de ese nombre es puramente accidental: fue adoptado para complacer a un adherente a quien se deseaba tener satisfecho a causa de su gran fortuna; por lo demás, abundan los casos en que personas ricas fueron atraídas por los dirigentes de la Sociedad Teosófica, quienes, prometiéndoles toda suerte de hechos maravillosos, obtuvieron subsidios para ellos mismos y para la institución. Esta fue la única razón por la que se venció la oposición de Felt, quien prefería la denominación "Sociedad Egiptológica". Después de dar una conferencia sobre la "Cábala Egipcia", conferencia que según anuncio del mismo Felt, habría de ser seguida por tres más, éste desapareció repentinamente dejando varios papeles en manos de Mme. Blavatsky; sin duda, su misión estaba ya cumplida. En lo que respecta a Newton no se demoró mucho en retirarse de la Sociedad después de haberse percatado, lo mismo que el juez R. B. Westbrook, de los fraudes que hacía Mme. Blavatsky con la ayuda de cierta dama Phillips y de su sirvienta (14).
La declaración de principios de la primera Sociedad Teosófica comenzaba así: "El nombre de la Sociedad Teosófica explica los objetivos y deseos de sus fundadores: procuran lograr el conocimiento de la naturaleza y de los atributos de la Potencia suprema y de los espíritus más elevados, por medio de procedimientos físicos (sic). En otras palabras: esperan que, yendo más profundamente de lo que ha ido la ciencia moderna, a las filosofías de los tiempos antigüos, podrán llegar a ser capaces de adquirir, para sí mismos y para los demás investigadores, la prueba de la existencia de un universo invisible, de la naturaleza de sus habitantes si los hay, de las leyes que los gobiernan y de sus relaciones con el género humano". Esto prueba que los fundadores nada conocían, en lo referente a teosofía, fuera de la quimérica definición dada por el diccionario norteamericano Webster, en esta forma: "Supuesta relación con Dios y los espíritus superiores, y consiguiente adquisición de una ciencia suprahumana por procedimientos filosóficos, por operaciones teúrgicas de los antiguos platónicos o procedimientos químicos de los filósofos alemanes de antaño. Citaremos también estos pasajes de la susodicha declaración de principios: "Cualesquiera sean las opiniones privadas de sus miembros, la Sociedad no tiene ningún dogma al que deba hacer prevalecer, ningún culto para propagar... Sus fundadores, iniciándose más con la esperanza que con la convicción de alcanzar el objetivo de sus deseos, están animados tan sólo por la intención sincera de estudiar la verdad, venga ésta de donde viniere, y consideran que ningún obstáculo por más grave que sea, que ningún esfuerzo por penoso que sea, pueden excusarlos para abandonar su empeño." Ciertamente, es ése el lenguaje de las personas que buscan y no de las que ya saben; entonces, ¿cómo puede conciliarse todo eso con las extraordinarias pretensiones emitidas ulteriormente por Mme Blavatsky? Se ve más y más claramente, que la iniciación que habría recibido Mme. Blavatsky en el Tíbet es una pura fábula, y que a pesar de lo aseverado por la Condesa Wachtmeister, no había estudiado en Egipto los misterios del Libro de los Muertos, cuya existencia le fue dada a conocer, probablemente, por medio de Felt.
Sin embargo, poco tiempo después, se produjo un nuevo cambio. Serapis, que había reemplazado antes a John King, fue reemplazado a su vez por un "Kashmiri brother" (Hermano Kashmiri). ¿Qué había sucedido? Olcott y Mme Blavatsky habían llevado a cabo, con la mediación de un tal Hurrychund Chintamon (respecto del cual manifestó más tarde verdadero terror, por motivos que desconocemos) (4*), una alianza ofensiva (15) con la Arya Samâj, asociación fundada en el año 1870, en la India por eI Swami Dayananda Saraswati; la Sociedad Teosófica debería ser tenida desde entonces como una sección de la asociación india. A propósito de esta unión escribió Mme. Blavatsky, desfigurando la verdad como lo hacía frecuentemente, y con motivo de la aparición de su Isis Desvelada: "He recibido el grado de Archi Auditor de la principal Logia Masónica de la India; es ésta la más antigua de las logias masónicas, se dice que existía desde antes de Cristo" (16)
Ahora bien, la Arya Samâj había sido establecida muy recientemente y nada tenía de masónica; a decir verdad, en la India no hubo nada de la Masonería fuera de lo introducido allí por los ingleses. La sociedad mencionada tenía por finalidad: "Retrotraer la religión y el culto a la simplicidad védica primitiva", al igual que muchas otras organizaciones que se fundaron en dicho país durante el decurso del siglo XIX, especialmente la Brahma Samâj y sus varias ramificaciones, habiendo fracasado todas a pesar del apoyo brindado por los ingleses, a causa de sus tendencias antitradicionales. Fue inspirada por un espíritu "reformador" perfectamente comparable al del Protestantismo en el Mundo Occidental; Dayananda Saraswati ¿no ha sido llamado "el Lutero de la India"? (17) Ciertamente, no es posible considerar a ese hombre como una autoridad en lo referente a tradición hindú; algunos han llegado a afirmar que: "sus pensamientos filosóficos no iban ni siquiera tan lejos como los de Herbert Spencer" (18), cosa que consideramos algo exagerada.
Pero, ¿qué razones podía tener Dayananda Saraswati para unirse con Mme. Blavatsky y su Sociedad? En la declaración de principios del 17 de noviembre de 1875, después de haber dicho que: "el Brahma Samâj ha iniciado seriamente el colosal trabajo de purificar a las religiones hindúes de las escorias que le han infundido siglos de intrigas de sacerdotes", se añadía esto otro: "Los fundadores, viendo que todo intento por adquirir la ciencia deseada se desarrolla en otras regiones, se vuelve hacia el Oriente, de donde han derivado todos los sistemas de religión y de filosofía”. Si el Brahma Samâj, muy dividido por ese entonces, no correspondió a esos intentos, sí lo hizo el Arya Samâj, y ambas organizaciones, como antes lo hicimos notar, procedían de las mismas tendencias y se proponían una finalidad casi idéntica. Además, la misma Mme. Blavatsky ha dado otra razón de tal unión: "Todos los brahmanes, los ortodoxos y los demás, son terriblemente opuestos a los espíritus, a los médiums, a las evocaciones necrománticas o relaciones con los muertos, no importá de qué manera o bajo qué forma" (19).
Esta afirmación es perfectamente exacta, y no se nos hace difícil creer que ninguna alianza de ese género hubiera sido posible sin la actitud antiespiritista que adoptaba Mme. Blavatsky desde hacía algún tiempo, y explícitamente desde su afiliación a la H. B. of L.; pero, aun cuando los brahmanes ortodoxos no hubieran visto en el acuerdo sobre un punto meramente negativo más que una garantía extremadamente insuficiente, no sucedió lo mismo respecto de "los demás", o por lo menos respecto de uno de ellos: Dayananda Saraswati, a quien Olcott llamaba por entonces: "Uno de los más nobles Hermanos vivientes" (20), y cuyas cartas, trasmitidas en realidad por vía enteramente natural, pronto habrían de transformarse en "mensajes astrales" emanados de "Mahâtmâs" tibetanos. Sin embargo, ese mismo Dayananda Saraswati, en el año 1882 habría de romper su alianza con la Sociedad Teosófica denunciando a Mme. Blavatsky, a quien había tenido oportunidad de ver de cerca durante ese tiempo medio, como una “farsante”, (trickster), declarando que: "...ella nada sabia de la ciencia oculta de los antiguos Yogas, y que sus mal llamados por ella fenómenos no eran debidos más que al mesmerismo, a preparaciones hábiles y a una diestra prestidigitación", cosa que era, en verdad, estricta (21).
Hallándonos ya en este punto, es necesario hacer una comprobación: los nombres de los supuestos "guías espirituales" de Mme. Blavatsky: John King primeramente, luego Serapis y finalmente el "Kashmiri Brother", no hacen otra cosa que traducir los diversos influjos ejercidos sucesivamente en ella; esto es lo más real que hay bajo toda la fantasmagoría con que se rodeaba, y hasta ahora, en general, se ha puntualizado esto muy poco, las relaciones que existieron entre la Sociedad Teosófica, tanto desde sus orígenes como subsiguientemente, con ciertas otras organizaciones de carácter más o menos secreto; todo este aspecto demasiado descuidado de su historia, es uno de los más instructivos.
Expuesto todo lo que antecede, podemos llegar legítimamente a la conclusión de que Mme. Blavatsky fue principalmente, en buen número de oportunidades y circunstancias, un "sujeto" o instrumento en manos de individuos o agrupaciones ocultas, que se ponían a cubierto detrás de su personalidad, así como otros fueron a su vez instrumentos en las manos de ella. Esto es lo que explica sus imposturas sin llegar, sin embargo, a excusarlas. Los que creen que ella inventó todo, que lo hizo todo por sí misma y de su propia iniciativa, se engañan casi tanto como los que, por el contrario, prestan fe a sus afirmaciones referentes a sus relaciones con los presuntos "Mahâtmâs". Pero hay un elemento más que tal vez permitirá aportar una precisión mayor respecto de los influjos a que nos hemos referido: hablaremos de la acción de ciertas organizaciones rosacrucianas o pretendidamente tales que, por lo demás, y contrariamente a aquellas de las que hemos hablado hasta ahora, continuaron manteniendo excelentes relaciones con la Sociedad Teosófica.