El simbolismo del lenguaje

Oscar Freire

Introducción

Hablar del simbolismo del lenguaje implica el aludir a todas aquellas cuestiones que se remontan a las culturas antiguas, es decir, antes de las grandes especulaciones abstractas de la era moderna en donde el acto de la palabra ha acusado, singularmente, uno de esos dobles fenómenos inversos (por un lado, el impacto de depreciación de los significados atributivos del habla y, por el otro lado, una suerte de inflación de sentidos relacionales secundarios) resumido en ese consabido efecto de destitución que hoy las palabras ejercen con relación a las cosas y a su realidad original.
Esto, que se refiere a la ausencia de sentidos tradicionales en los lenguajes modernos, es quizás, el principal síntoma que revela la excentricidad espiritual del occidente y que, entre otras cosas, impide una verdadera concentración en las ideas, generando por lo tanto, un olvido o la falta de comprensión sobre la índole y el carácter verdaderos de la manifestación, dentro de la cual, obviamente, se incluye nuestro mundo.

Quizás, entre otras cosas, ese ejercicio de destitución de las hablas modernas respecto de las ideas deba, en cierto modo, su mayor carga sugestiva a la fuerte influencia de las presuposiciones abstractas del cogito cartesiano, donde el aislamiento mental y el puro pensar se resumen en una negligencia de las propiedades y realidades originales del mundo, particularmente y, atinente a nuestro tema (en relación a las cualidades del Verbo, en su aspecto de sonido primordial), en aquello de "sordera" o "dureza de oído" que Peter Sloterdijk le atribuyera a Descartes (1).
De tal manera que, nuestras hablas actuales de referencia, ya no cuentan con los soportes de tradición capaces de presentar planteamientos que permitan comprender el sentido real de una estructura doctrinaria de orden universal, en tanto dicha estructura exprese un puente entre el sentido común, el buen sentido y el simbolismo tradicional, es decir, que se contemplen no solamente las expresiones por su uso habitual, sino también, de alguna manera, sus significados posibles y trascendentes. (2)

Es evidente que todo ello, por el acostumbrado abuso en el reduccionismo desplegado, se ha tornado ya bastante difícil de interpretar y de aplicar por parte de los modos mentales contemporáneos, ya que se requiere de esfuerzos para superar aquellos acondicionamientos (3) que trabajan exclusivamente dentro de ciertos contextos profanos "literalistas" (4) o restrictivos y que, entre otros, conforman los basamentos de la mentalidad moderna.

Por el contrario, en cualquiera de las hablas tradicionales hay siempre coincidencias en la expresión de una estructura triple o cuádruple de significados como en una escala en la que una de sus posibilidades superpone los sentidos sin dificultades reales de separación u oposición de los diversos puntos de vista. Esto, por ejemplo, es de extrema importancia en las tradiciones figurativas "arcaicas" donde la idea de lo innominable se superpone a los nombres o viceversa (de acuerdo al punto de vista que se encare), ya que, salvo en la exigencia de irreciprocidad del sentido metafísico, en ninguno de los casos se descarta la otra posibilidad. Es probable que ello pueda mejor comprenderse en la siguiente referencia ilustrativa y que, según autores de probada seriedad intelectual (entre ellos A.K.Coomaraswamy) es atinente a la función de los denominados "ídolos" donde hay superposición entre la idea del dios representado y su efigie, de acuerdo ello, a la consonancia y cualificación con los distintos rituales que cada sociedad tradicional (como por ejemplo en India) ha determinado o considerado el ser necesarios de oficiarse.

Esta capacidad de las lenguas tradicionales de contener una diversidad inagotable de contenidos simbólicos, significados jeroglíficos y métodos de transposición (adaptados al genio de cada pueblo y también, por supuesto, de muy distinta importancia) es lo que las convierte en reflejos o imágenes de aquella lengua primitiva o perfecta de origen no-humano y a la que no hay que confundir con ciertos proyectos de diversa índole que, en ocasiones, se han dado a título de reconstituir una "lengua universal".

Teoría de la "lengua universal"

En relación a estos mismos proyectos, convendría aquí, dar referencias, al menos sea de paso, sobre una que otra mixtificación de la Lengua primordial de la humanidad. Es decir, aquel tema relacionado y ampliamente conocido como "teoría de la lengua universal", sobre todo, en su desviado aspecto filosófico-lingüístico y también en aquel revestido de cierta aureola ocultista con los cuales ha sido tratado, principalmente, en los siglos XVII, XVIII y XIX.

En primer lugar, encarar la búsqueda de una lengua universal con exclusividad del método histórico y con los planteamientos vertidos por las fórmulas lingüísticas modernas (5) nos parece un proyecto destinado, probablemente, a recoger algún tipo de información documental de relativo interés, pero que, por lo general, suelen culminar en un contexto de trabajosas elaboraciones que poco tendrían que ver con la realidad.

Sin entrar en complejos detalles que no hacen a la pertinencia de nuestro tema (6) llama la atención que la mentalidad moderna vuelva una y otra vez sobre este singular asunto de la "teoría de la lengua universal" a pesar de haberse agotado ello en los propios y dubitativos rodeos al respecto, tanto de Descartes como de Leibnitz (7) (quienes, con su tratamiento, le han dado a este asunto cierto viso de espectacularidad). Es mas, el fracaso de este proyecto a priori ha sido plenamente asumido por ambos, sobre todo, después de las exposiciones algo mas realistas de Herder y Soave ante la Real Academia de Berlín. De todos modos, los proyectos a posteriori pro interlingua o meramente una linguae franca (para nosotros simples eslabones de la cadena reduccionista) han continuado y desembocado en esos famosos productos de artificio inventados por Schleyer y Zamenohf que fueron denominados como Volapük y Esperanto respectivamente.
Vale decir, que si las lenguas modernas carecen de operadores de transposición al sentido metafísico y mucho menos de los componentes rítmicos y numéricos equivalentes a las consideraciones y aplicaciones de las ciencias tradicionales, tal como se las conociera a estas en los períodos premodernos, podríamos deducir, de las lenguas artificiales (por su carácter fantasmático y cerrado y por sus transformaciones meramente formales de la masa parlante) que, con toda probabilidad, sus asignaciones como hasta ahora, sigan provocando efectos contrarios al tipo "benéfico", "intercomunicacional" y "supranacional" con el que se suele revestirlas.

En segundo lugar, es notable, precisamente en los períodos mencionados que, los escarceos sobre "la lengua universal" tales como la "lengua desconocida" de Descartes, la characterística de Leibnitz o la "conceptografía" de Frege (por solo mencionar algunos), todos proyectos distintos entre sí, tuvieran diversas influencias de ciertos aspectos originales y de datos tradicionales vulgarizados, muchos de los cuales matizaron luego las corrientes ocultistas. Es indudable que, en el primer caso, dentro de un contexto tradicional cristiano, importantes esoteristas de la talla de Raimundo Lulio, Roger Bacon o Cornelio Agrippa (por solo nombrar algunos de los mas destacados) en este asunto han manejado con idoneidad datos y distintos aspectos ciertamente originales. En el segundo caso, ya dentro del movimiento ocultista, podríamos mencionar a Fabre d' Olivet y a Eliphas Levi (por solo nombrar, de dicha corriente, a dos de los mas cualificados) cuyas obras revelan, a tal respecto, ciertos datos y aristas de lo mas interesantes, pero presentadas en un contexto que, a la luz tradicional, requieren tanto de ineludible revisión como de necesaria rectificación, ya que dicho contexto contiene abundantes reducciones a aplicaciones de tipo experimental en niveles residuales como la "magia" y en lo que concierne a nuestro tema específico alejado, en cierto modo, de la realidad de las lenguas tradicionales
Las lenguas tradicionales

A modo de referencias sobre las lenguas originarias de las culturas antiguas traemos a colación aquello que habíamos dicho de los pueblos aborígenes, respecto que: "en su mayoría, las lenguas indígenas poseen designaciones técnicas que contemplan el ámbito de la forma, ya sea en su aspecto "esencial" o "substancial" (8).
Esto, evidentemente, se halla en coincidencia con las operaciones nominales de las mas diversas sociedades tradicionales (sean "ágrafas" o "escriturarias") y que, en uno de sus aspectos, se refieren, simultáneamente, a la doble vía de nombrabilidad e innombrabilidad.

Es decir, por un lado a la difusión afirmativa en la luz de aquellos sagrados nombres que reflejan al principio y la causa de toda manifestación y, por otro lado (en su trascendencia), al aspecto inescrutable que como conocimiento negativo no conoce a este principio mediante la nomenclatura divina tal como el es en Sí.
Ahora bien, que estos aspectos se resuelvan por medio de diversos modos mentales (ya sea por acción figurativa correspondiente a los colectivos "ágrafos" o al mismo simbolismo subyacente en las analogías dialécticas y operativas de las sociedades tradicionales "escriturarias"), en nada cambia la disposición o constitución de aquellos jalones o estadios del periplo "iniciático" universal cuyas posibilidades se incluyen en aquel primer caso (de nombrabilidad). Y, menos podrían alterar o afectar, de cualquier modo que fuere, al estado de subitaneidad o "inmediatez" reflejado en todo sentido anagógico cuando sugiere el objetivo supraesencial aludido en el segundo caso (de innombrabilidad).

Vale la pena detenerse o que los interesados puedan implementar un ulterior desarrollo del primer caso, ya que, como decíamos, si contemplamos las importantes variaciones que, alternativamente, es capaz de comportar cada componente o carácter de toda lengua sagrada como pueden ser las propiedades de la sonoridad rimada, la potencialidad numérica, ideográfica o jeroglífica nos daríamos cuenta de la extremada importancia que ello pudo significar tanto en la constitución como en el mantenimiento de las respectivas tradiciones originales.

De lo dicho puede vislumbrarse con alguna propiedad que el estado de sacralidad, primordialidad o la índole no-humana e inspirada que se le atribuye a tales lenguas lo es mas por su carácter de representatividad de aquella lengua hierática, primigenia y perfecta que es tradicionalmente considerada como la "palabra perdida", en términos generales, para la humanidad del actual período sombrío, edad del hierro o Kali-yuga.

También es posible inferir la casi total imposibilidad de trasladar las referencias propias de aquellos modos proverbiales a las lenguas modernamente desarrolladas, ya que estas carecen de equivalencias apropiadas.
Los conocedores del simbolismo tradicional, rápidamente, podrán apercibirse de cual es la naturaleza de tales dificultades, ya que ellas ponen límites claramente definidos en la transferencia real y exacta de los sentidos.
No obstante, aunque participación harto secundaria, en nuestros modos de comunicación parlante o método explicativo al uso moderno, hay posibilidades, a instancias de maneras mas o menos coherentes, de una siempre relativa aproximación como puede ser el caso, por ejemplo, y entre otras exposiciones, del uso de la perífrasis a efectos de sortear los peligros de la fabulación y de los equivalentes imaginativos, pero también a condición de un dominio mas o menos teórico de los datos tradicionales y del simbolismo correspondiente.

De todos modos, en caso de eventuales resultados positivos, estos jamás podrían trascender un marco teórico-orientativo y desembocar en un estado operativo, ya que en las lenguas "arcaicas" o sagradas hay principios, aspectos y conceptos totalmente extraños a los lenguajes modernos tales como, por ejemplo, pueden ser cualquiera de los que actualmente se hablan en Europa, razón por la cual, en rigor, no es posible la traducción del sentido real o la búsqueda de palabras equivalentes so pena de caer en la divergencia de contextos.

La Lengua primordial

Según René Guénon, la Lengua primordial es originaria del Centro supremo identificado con la Tula hiperbórea (donde están "las revoluciones del sol") y su grado de pérdida u ocultamiento en la actual edad de tinieblas o Kali-yuga se corresponde, precisamente, con el estado de invisibilidad e inaccesibilidad del Centro supremo para los hombres de tal período postrero (9).

De este modo, es posible también establecer una estrecha correspondencia entre las diversas constituciones de los centros espirituales posteriores (que son como reflejos secundarios de dicho Centro supremo) y las sucesivas transferencias del nombre original resumidas en las consecuentes lenguas sagradas, cuales serían lo verdaderos soportes de las determinadas formas tradicionales.

Ahora bien, al ser como reflejos o imágenes de la Lengua primordial, tales propiedades de dichas transferencias conllevarían componentes capaces de asimilarse con los estados trascendentes del ser, traduciéndose esencialmente ello en la reintegración del estado primordial.

Tan sólo uno de los aspectos de dichas propiedades se refiere a la tradicional "ciencia del ritmo" que, en el caso de la producción de ciertas ondas sonoras lleva a la constitución de un registro de vibraciones no sólo capaz de armonizar diversos aspectos o elementos constitutivos del estado humano, sino de establecer comunicación, asimilarse o reverberar en la serie indefinida de aquellos elevados estados del ser.

Evidentemente que, en sentido general, esto corrobora lo que se ha venido explicitando desde la antigüedad en torno a lo que técnicamente se ha denominado como "lengua angélica", "de los pájaros", "de los dioses", "verde", "diplomática", etc. y, en sentido particular (al margen de ciertas interpretaciones ocultistas o vulgarizaciones modernas aplicadas) se asocia ello a todo lo que emana de las diversas manifestaciones tradicionales, versificadas, rimadas y moduladas (los nombres de Dios o determinadas asonancias atributivas, mitos cantados, recitaciones, himnos, etc.) como ser, entre otras, ciertas aplicaciones y fórmulas "encantatorias" aborígenes, las letanías reservadas del monacato cristiano, los mantra hindúes o el dhikr del esoterismo islámico.

Teniendo en cuenta las referencias anteriores, mas los innegables equivalentes de esto último citado creemos posible el ir columbrando los suficientes elementos como para que los interesados puedan también incluir en sus consideraciones la multitud de datos supervivientes de las lenguas aborígenes prehispánicas a los efectos de poder aportar, al menos, un apercibimiento de lo que ha sido la verdadera identidad tradicional indígena.

En tal sentido, no tenemos dudas que cualquier reivindicación de orden intelectual ha de servir, no solo para una toma de conciencia y para el contraste con el actual modus vivendi, sino también ha de tender en pro de esa idea central que constituye a toda lengua sagrada como el soporte fundamental de la respectiva forma tradicional a la cual correspondía su vigencia siendo, al mismo tiempo, el vehículo de la acción ritual que, en la plenitud de sus posibilidades ha llegado a religar los tres mundos tradicionales, es decir, reproduciendo rigurosamente el periplo "iniciático" universal que, desde nuestro punto de vista humano, parte generalmente desde las virtudes de los nombres, abarca la formación cosmogónica y repercute en el Principio mismo, mas allá de lo manifestado.

Lengua y "ritmo" entre los Kubaruwa

Un ejemplo cabal de las funciones iniciáticas de una lengua aborigen lo tenemos en el clan de los Kubaruwa perteneciente a la nación U'wa de la familia lingüística chibcha, residentes en un extremo de los Andes colombianos (situación geográfica que les ha permitido mantener un relativo aislamiento), quienes aún hoy, amén de la persistente penetración de la modernidad, luchan por preservar su identidad original tanto como su ancestral dominio de las propiedades del Verbo. De tal modo que, a pesar de las pérdidas, de las adaptaciones y de los malos tiempos al menos ellos parecen haber encontrado el camino para seguir operando sus símbolos, modular sus palabras sacras y entonar sus himnos tradicionales bajo la cobertura de una acción rigurosamente ritual.

En una rápida exposición de tan sólo un aspecto del esquema simbólico tradicional de los Kubaruwa se plantea una división de dos conjuntos institucionalizados de leyendas cantadas o tonalizadas representando a dos estados opuestos asociados al mundo de arriba o Aya (ordenamiento) y al mundo de abajo o Reowa (soplado).
Es notable la coincidencia de ello con las analogías universales que exponen la impulsión de los opuestos, las determinaciones de conversión y proceso o las dos tendencias ascendente y descendente de las cuales una de las mas conocidas se encuentra en la doctrina hindú de los gunas que, en parte, son denominadas como sattva y tamas respectivamente.

Esto nos permite recordar que, como toda sociedad tradicional, mas o menos completa, los Kubaruwa responden en todos los aspectos a un triple patrón tradicional de índole universal adaptado a las propias particularidades que sólo a ellos compete, razón por la cual no entraremos en algunos detalles de dichas particularidades que únicamente ellos conocen y que, por su complejidad, sólo podrían corresponder, eventualmente, a una extensa labor documental (aunque siempre relativa) de carácter idóneo y objetivo (10) con la impostergable supervisión de un componente tribal cualificado y verdaderamente conocedor y ello a los efectos de evitar los tan usuales equivalentes imaginativos a los que ya nos hemos referido en diversas oportunidades (11).

De tal modo que, en relación a nuestro tema e intentando como siempre circunscribirnos a la concordancia universal sólo estamos señalando algunas de las funciones, aplicaciones y propiedades de una lengua sagrada tribal en perfecto acuerdo entre Principio, idea, pensamiento, palabra, acción y objeto. Así, por ejemplo, en la acción ritual correspondiente tanto como en la designación de los elementos, la función del "mito cantado" del Reowa concierne a una toma de recaudos, a una purificación o catarsis que involucra a toda la sociedad tribal respecto del Ruya (el mundo de abajo). De esta manera, el conocimiento de las propiedades del Verbo y la "acción" del símbolo fija y sella "en sus lugares" a cada embrión de los agentes del caos dejándolos encerrados y no permitiendo que "el frío que quema", "la maldad", "las enfermedades", "la sal", y "el veneno" logren objetivarse o tengan accesión a los "lugares altos".

Después del Reowa, inmediatamente se comienza con la primera fase del Aya oficiado por la gente de la orientación cardinal respectiva y, a instancias de la modulación de las palabras sacras se enuncia, mediante la rimada apropiada, que el mundo de abajo y el mundo del medio se encuentran ordenados y los elementos de la obscuridad recluidos "en su cueva", hallándose todo predispuesto para el accésit de la luz o la llegada del Sol.

La fase correspondiente al fraseo atonal o el ritmo en búsqueda del instante indica la proximidad del momento culminante. Ya nada impide la accesión a los lugares altos (lo cual prefigura la reintegración del estado primordial) a efectos de establecer comunicación, mediante el sonido primordial, con el mundo de arriba.
Así, como no podría ser de otro modo, el momento culminante se ejecuta en un silencio total y con la suspensión de todo movimiento por parte de vates y oficiantes. Ello prefigura que se ha efectuado la transposición de la circunferencia al centro en el acto mismo en que el Bita Wedhaiya ungido con su corona y con su bastón ritual a mano alzada, lo asimila. Vale el añadir que, dicha toma de posesión del centro se cumple, a la vez, en congruente y anagógica representación del axis mundi.

Conclusión

De este modo, no hemos pretendido satisfacer y, mucho menos, abarcar todos los requerimientos de este inagotable tema, simplemente señalar, sumariamente, una serie de aspectos y referencias a tomar en consideración por parte de los interesados en este punto en particular y en los temas tradicionales en general.
Creemos, además, que dichos aspectos y referencias apuntan a un tratamiento consecuente en relación a un acercamiento con lenguas tradicionales hoy vivas y completas como el árabe que, en tal caso, sería un acto de restauración, ya que dicha lengua sagrada ha ocupado un lugar central en la intelectualidad europea medieval. Pero, esto ya es tema de otras anotaciones.

Ahora, en aquello concerniente a los comentarios de ciertos aspectos accesorios, recordando lo que decíamos en la introducción, deberíamos concluir, luego de nuestro desarrollo, que la cualidad de la lengua determina la aptitud espiritual y mental de sus usuarios. Atinente a ello, sólo nos bastará una rápida mirada al presente que nos rodea para localizar la prestidigitación lingüística al uso y cuestionar inmediatamente las ideas equívocas de "verdad", "realidad" o "existencia".

Dicha prestidigitación nos ha impuesto los sentidos relacionales, es decir, los mas restrictivos en donde predominan las referencias subjetivas y en tanto el deseo y el sentimentalismo pasen como el estilo normal del juicio de valor y sea a la vez el basamento a partir del cual se formen los conceptos de valor.

Podríamos decir que, prácticamente, no hay sociedad occidental que no haya sido "sistematizada" y que no se guíe primariamente por estos patrones de conducta. Creemos que, en este punto preciso, hay mas que suficientes elementos de demostración que revelan el como se desciende de la causa al efecto. De tal modo que, si reflexionamos en el curso descendente, de degradación en degradación notaríamos, inmediatamente, que antes de los hechos, antes de la experiencia, hay siempre, inevitablemente, un a-priori lingüístico. Quienes deseen constatar esto, en el "historial de las ideologías" en el occidente moderno, hallarán abrumadoras pruebas.

Notas

(1) "Extrañamiento del mundo", Cap. VII, apdo.B, Pre-Textos, Valencia/España 1998

(2) En relación a los inagotables significados posibles cabe señalar un ejemplo de frecuente uso en el medioevo e integrado dentro de los puntos de vista tradicionales y que se refiere a la distinción de aquellos sentidos propios e impropios que fundamentan o rechazan, según el caso, las expresiones "terminológicas" de la Verdad.

(3) Entre otras cosas, se incluyen dentro de dichos acondicionamientos, aquellas concepciones o estados mentales sin objetos reales correspondientes a cosas inexistentes o tan sólo meras expresiones descriptivas.

(4) Aclaramos, como para que no nos tergiversen, que todo sentido literal tiene sus legítimos derechos, siempre y cuando sea este el producto de un contexto tradicional.

(5) En otra anotación sobre "la ilusión verbal" ya nos hemos extendido sobre este punto

(6) Por lo demás, sobre detalles de este tema, podrán los interesados hallar una voluminosa bibliografía, sobre todo, aquellos datos que se desprenden del tratamiento que le dispensaron tanto Descartes como Leibnitz

(7) Ver obras de Descartes (Correspondencias), principalmente la carta dirigida al Cardenal Mersenne y los "Escritos filosóficos" de Leibnitz.

(8) Ver anotación "Realidad aborigen ante la ilusión postmoderna"

(9) Ver "La ciencia de las letras", corresponde al Cap.VI de la compilación "Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada" EUDEBA, Buenos Aires 1973

(10) Dicha labor documental, muy escasa por cierto, podrían ser algunos trabajos etnográficos sobre los U'wa también llamados tunebos realizados por las señoras M.H.Márquez y H.Padilla de la UNC y Ann Osborn de Oxford, trabajos in situ que mencionamos (en particular el último) por su seriedad, por su descripción objetiva y por sus intentos (aunque muy difícil de lograr) de superar las determinaciones "monográficas".

(11) Ver nuestra anotación "Antropología e Indigenismo"

Mar Revolto