Esto nos sugiere un grave desequilibrio ocasionado por la pérdida de aquellos principios que regían las cosmovisiones o concepciones tradicionales del universo. Datos y símbolos de las procedencias mas diversas del pasado de la humanidad concuerdan, mas o menos, en una descripción simbólica del compuesto de estados no-formales, formales e informales que completan la totalidad de posibilidades de aquellos aspectos actuales y potenciales del ser, uno de los cuales, precisamente, se constituye en ese principio universal designado como "substancia" distinguiéndose a su vez en dos aspectos: uno superior y otro inferior. En relación a ello, ya habíamos dicho, que casi todas las lenguas aborígenes destacan términos técnicos para designar los aspectos ya sean "esenciales" o "substanciales" de las existencias particulares que componen el teatro de la manifestación, además de poseer los ritos y las fórmulas de orden (rito, del sánscrito rîta, órden) para actualizar la perennidad de la luz original.
Todo ello, evidentemente, se halla rodeado de inagotables sentidos que se relacionan e interactuan dentro del simbolismo tradicional, tomando las singularidades y particularidades que se refieren exclusivamente a una determinada etnia o sociedad. También, conviene destacar, esa naturaleza "vital" de todo símbolo verdadero, es decir, aquello que concierne a la "acción" del mismo y del modo que era manejado por los nativos americanos en pro del orden tribal y de la manifestación como reflejo de la perennidad del principio.
En tal sentido, en el mundo tradicional de los aborígenes mesoamericanos es posible constatar que un mismo símbolo, tal como el caso de Quetzalcoatl, "La serpiente emplumada" o "pájaro serpiente" al que, de acuerdo a las variaciones regionales, se le han atribuido diversas cualidades, ya sean supracelestes o cosmogónicas, ya sean humanas o animales, (pero, siempre manteniendo una significación simbólica y esencial) resume representaciones de los estadios no formales (el mundo supraceleste simbolizado alternativamente por el pájaro Quetzal) y de aquellos informales y formales (los mundos celeste e inframundano y el propio mundo terrestre o de la forma simbolizados en distintos ordenes por la serpiente Coatl).
Existen, además, ciertos animales de función atributiva cuya aplicaciones simbólicas se agregaban para designar el aspecto "inferior" de la "substancia". Se elegía, en ocasiones, al jaguar como representante de los elementos ctónicos o del útero de la madre tierra, donde debían quedar sellados o fijados el caos y la obscuridad a los efectos de no "objetivarse" en los ciclos nefastos, ni en los desastres naturales o en el apoderamiento de las almas humanas.
Los recaudos rituales y la "acción del símbolo" por un lado exorcizaban representativamente, y por otro prevenían realmente la subversión del orden sintetizado en el esquema universal de manifestación como patrón de la cosmovisión indiana. De lo contrario, la confusión y el desorden pondrían en peligro la armonía y el equilibrio del cosmos, perdiéndose de vista el sentido de lo principial, resumido en la unidad esencial de todas las cosas, de los seres y de los mundos.
En el México antiguo, en la tradición azteca y sobre los mismos aspectos se efectuaban una serie de ritos en diversos niveles (conviene advertir que la confusión de los ritos puede prestarse a diversos errores y falsas interpretaciones que siempre deben atribuirse al desconocimiento de los operadores del simbolismo tradicional), por ejemplo, en un nivel cosmoteogónico (no olvidemos que hay niveles simbólicos e iniciáticos superpuestos) en la representación de las cuatro direcciones del mundo, el oeste, identificado bajo ciertas relaciones con el signo de libra, era designado como el lugar del principio de la obscuridad, de la enfermedad, del mal y de la muerte. Así, los meses Pachtontli y Hue-pachtli pertenecientes al signo de libra, tenían como regentes a cozca-cuatli (dios de la peste), por lo cual en los rituales de Teotleco se efectuaba el "emplumamiento" ritual a los efectos de protegerse de las influencias de Acol-miztli y Acol-nauhya dioses infernales, cosmogónicamente identificados con las constelaciones de Lupus (lobo) y Serpens (serpiente) en libra.
Estos mismos sentidos analógicos parecen estar contenidos en los ritos pascuenses del Makemake (hombre-pájaro) en torno al "huevo primordial", representado por el producto del manu-tara (pájaro marino) y celebrados anualmente, no sólo para establecer la regeneración individual y colectiva, también regula la economía y el orden tribal, extendiéndose a la unidad del cosmos a través del "sendero ritual" en una travesía espiritual en círculo desde lo manifestado a lo no manifestado.
Cabe observar, al margen del aspecto intelectual contenido en el simbolismo, como estos datos ilustran y aperciben sobre esa "acción del símbolo" a la cual nos referimos, más todas las implicaciones que de ello puedan extraerse. Pero, si quedara alguna duda sobre lo que hemos acordado en denominar como "acción del símbolo", y más allá de que esta no pueda ser "percibida" por una mentalidad cuyos operadores de conocimiento se hallan alejados de los patrones tradicionales (tanto en lo que toca a la representación de los dos principios universales, como en todo a cuanto se refiera específicamente al punto que estamos tratando), señalaremos el caso particular de la isla de Guam (actual dominio norteamericano), al noreste de Filipinas en el conjunto de las islas marianas, otrora un paraíso de exclusivas aves de gran belleza y variedad, cuya singular presencia y sonora canoridad, de profundas melodías armoniosas, enriquecían y conformaban el ritual de los nativos del lugar.
La vertiginosa entrada de la isla en la modernidad produjo el debilitamiento y la casi extinción de los rituales tradicionales (relacionados con el esquema de referencia). Esto atrajo la repentina aparición de la serpiente arbora parda logrando constituirse rápidamente en un serpentario de mas de un millón de ejemplares, devorando y haciendo desaparecer por completo a las aves, además de ocasionar toda clase de desordenes en el hábitat isleño. De tal modo, que en el apercibimiento de la "acción" del símbolo, como mejor se habrá de notar en el caso de este ejemplo ilustrativo, es posible llegar a vislumbrar una serie de cuestiones relacionadas con las ideas deformadas y los estereotipos constituidos en torno a la mentalidad indígena.