A este respecto, y en lo que a dicho punto doctrinal concierne, es posible tomar como ejemplo a las nociones análogas encerradas en la voz Pacha de la lengua quichua (o más propiamente Kkechúwa) o runasimi hablada por la gente heredera del entorno incaico; y que técnicamente designa en un primer grado al mundo o manifestación, es decir Káy pachápi kakkhkúna: "los que estéis en este mundo" refiriéndose a la manifestación o al conjunto de seres existentes. Es notable que en el simbolismo geométrico a esta noción le corresponda la circunferencia de donde se derivan las ruedas de la analogía. Pero, más notable es aún, dentro del mismo simbolismo, su relación analógica como centro o punto de donde se origina o procede algo, ya que es, además, Kaymánta pácha: "Desde aquí", "Desde ahora", a la vez punto de partida y momento original del espacio/tiempo, es decir erigiéndose a título representativo del punto central, del Principio o del "instante"(Kúnan Pacha: "Ahora mismo"). Ello equivale al waqibal "lugar del 6" de los mayas de las tierras altas de Guatemala, localizado real y simbólicamente en la cima del cerro Paklom que es el k'ux "corazón" o centro del mundo.
Por otra parte, y solo teniendo en cuenta al aspecto del simbolismo espacial, esto mismo se asocia a la noción de "sendero ritual" que se encuentra ya sea de modo explícito o implícito establecida en la mentalidad aborigen en general e íntimamente relacionada a las ideas de "círculo" y de "centro". Es una de aquellas expresiones que impregna a todo el orbe intelectual indiano. Aparece en la mayoría de las lenguas indígenas como designación técnica que señala la meta y al mismo tiempo el punto de partida hacia el "otro mundo". Este punto de partida no puede ser otro que el centro mismo de la tierra donde se establece "el puente" con el centro del cielo. Es el yol (corazón) o el u hol gloriyah (el hoyo de la gloria) de los mayas clásicos y muchas veces representado por la boca abierta de determinada serpiente. Asimismo, entre los delaware del norte de América la "senda sagrada" llega hasta la casa, tienda o choza madre, sitio del poste central (axis mundi) que yergue prolongándose hasta el duodécimo cielo donde el Dios Supremo Giselamúkaong lo toma con su mano. En realidad, las referencias y analogías de este punto son innumerables y abundan en todo el continente americano. Pero, siguiendo con lo que rodea a la voz Pacha en particular, vemos que estas mismas expresiones simbólicas y designaciones iniciáticas son precisas y por demás elocuentes, ya que es también Pacha illáriy: El alba, la alborada del día o del mundo"; Pacha pakkáriy: "El amanecer del mundo, la aurora del universo"; Pácha ckáka: "Puente o pilar del mundo"; Pacha tússan: "Viga o eje del universo" y es también, por supuesto, Pacháman hawáchiy: "Ofrendar a la tierra"; Precisamente, aquello que denota hoy su acepción más popular.
Teniendo en cuenta todo esto y como para estimular a una seria reflexión sobre el contraste de las mentalidades en aquello de asumir la existencia, bastará quizás la sugerencia de cierta atención concentrada en la naturaleza o clase de las singulares percepciones tenidas por el hombre moderno sobre algunas determinaciones de nuestro mundo como por ejemplo puede ser el tiempo o el espacio. Podríamos agregar también, algunos derivados centrales como la naturaleza, la aldea o la casa; el trabajo artesanal, los utensilios o las funciones vitales del compuesto humano. Lo que para este es solo una imagen, un acto mecánico o un mero proceso orgánico es para aquel un sacramento y una comunión resumidas en la participación con las formas por medio del simbolismo.
Así, en la concepción del "tiempo" (aclaramos que esta como otras palabras desconocidas en el orbe indígena prehispánico solo son empleadas por nosotros como una manera de hablar y de aproximarnos a la realidad indiana, en este caso específico, a su concepción de la duración) por parte de la intelectualidad amerindia, podríamos partir de la consideración que ya hiciéramos respecto de la voz runasimi Kúnan Pacha (Ahora mismo). Esta predicación de "mismidad" contenida en dicha noción de ningún modo puede referirse a la sola realidad de lo físico o del acontecer en el sentido de la mentalidad moderna, ya que para el orden simbólico aborigen es imposible referirse a una "totalidad sucesiva" como es el pasado superviviente y el futuro anticipado en términos meramente factuales. Máxime, que para el punto de vista tradicional en la cualificación ritual y simbólica no hay incompatibilidad entre identidad y acontecer. Esto significa que el "tiempo" es para el punto de vista indígena como una combinación de pasado y de futuro cuyo carácter esencial es la coexistencia o simultaneidad en cualquier instante que pueda considerársela.
Apelando a la concordancia universal, en su aspecto geométrico, es notable la correspondencia de esto con el enunciado de San Dionisio sobre las virtudes anagógicas del círculo en cuanto a que todas las líneas de este coexisten con su centro (6). También Nicolás de Cusa se ha pronunciado en cuanto a la "composición" de una extensión que en realidad esta formada por un solo punto, "así como hay una sola blancura en las cosas blancas". De tal manera, que la línea es la evolución de un punto por ser el despliegue del mismo. "Una línea no es otra cosa que la expresión de un punto en una pluralidad de átomos de manera que los une y se continua en cosas singulares" (7). Los aspectos expresados en dicha concordancia pueden servirnos quizás para comprender mejor aquello que expresa el verbo transitivo "circular" y aún aquel sentido de circularidad que sustenta a las nociones mencionadas de "sendero ritual", "senda sagrada", etc.; Y que expresan sintéticamente, en el mismo simbolismo geométrico, las relaciones entre el punto central y el circulante como dos realidades distintivas pero paradójicamente integrantes de la "mismidad". Esto es de tal modo, que entre los guambianos de Colombia el sentido de la vida radica en fijar un centro y anudar o atar el tiempo. Una vez amarrado un extremo del hilo al orígen de los sucesos se desarrollan la cronología, la continuidad y el cambio. El transcurrir de la vida para el gambiano es como un "redondeo" o un "circular" donde quedan implicados todos los aspectos posibles de la existencia, ya sea en la casa, el territorio o en los diversos estadios trasmundos del ser. Cabe señalar aquí, cuan notable es la equivalencia con la noción Akbariana de aquel básico sentido circular de "senda" ampliado a "todos los caminos" y como destino universal de los seres.