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Dante Livro

Dante y la "lengua vulgar"

Oscar Freire

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"Dante se proponía algo totalmente distinto a hacer «literatura», y ello significa que era precisamente todo lo contrario de un moderno; su obra, lejos de oponerse al espíritu de la Edad Media, es una de sus más perfectas síntesis, al mismo nivel que las de los constructores de catedrales; y los más simples datos iniciáticos permiten comprender sin esfuerzo que existen para esta asimilación razones muy profundas".


René Guénon

Estas palabras de René Guénon (1) que hemos elegido para el frontispicio nos aportan, sin dudas, tres aspectos de considerable importancia: en primer lugar, lo que el mismo Dante alegaba: el hablar en varios sentidos. En segundo lugar, la raigambre medieval y la ortodoxia de su mentalidad simbólica (refutando los permanentes rótulos otorgados de modernista y/o heterodoxo). En tercer lugar, la universalidad de su aritmología y la índole iniciática de sus escritos emparentados con la arquitectura tradicional. Dichos aspectos se relacionan con tres puntos doctrinales a saber: el simbolismo del "don de lenguas", la noción de "ortodoxia" (fidelidad al origen) y la real naturaleza de las "ciencias tradicionales". Precisamente, estas cuestiones doctrinales implican desarrollos que son de los mas olvidados, abandonados o malinterpretados por el "espíritu" de la mentalidad moderna, ya que las ciencias tradicionales (de cualquier índole que fueren, como bien puede ser el caso de la "filología sagrada" que dominaba Dante) no pueden dejar de ser "ortodoxas" al servir como receptáculos de una idea original o ser soportes de un mismo y único principio.

La natural armonía de las cuestiones mencionadas coinciden notablemente en toda la obra dantiana, pero, singularmente, representadas en el Convivio, en De vulgari eloquentia y en la Comedia donde Dante, respectivamente, anuncia en la primera, desarrolla en la segunda a modo de preludio y acaba en la tercera el perfecto "compendio rimado", o sea, una magistral síntesis universal, ya que el mismo lo denominaba como "hijo del cielo y de la tierra". De los tratados citados el primero y el tercero han sido escritos en lengua italiana en cambio, el segundo, De vulgari eloquentia, fue gestado en latín. Precisamente, esta última denominación, en carácter de voz técnica tradicional, es uno de los apelativos simbólicos que ha de concitar nuestra atención.

Si bien Dante no parece haber confirmado un título definitivo al tratado de referencia, es evidente que, dicha voz técnica se ha impuesto por la intención expuesta del autor (doctrinam de vulgari eloquentia tradere. I, XIX, 2) y por el propio peso del tema. De tal manera, y antes que un comentario detallado a la estructura en sí del escrito (ello necesitaría de un extenso estudio que excedería los límites de nuestra breve anotación), intentaremos, al menos, aproximarnos a la entelequia de dicha voz en tanto ello se entienda de acuerdo con las aplicaciones de operación intelectual en una mentalidad tradicional (o medieval en este caso que sería lo mismo), es decir de un método que apunte no a la literalidad de la cosa, sino al fin, a la idea de perfección o al mas alto grado posible que está encerrado en la misma cosa en consonancia con la teoría de significados simultáneos (2).

Es evidente que, la negligencia hacia la naturaleza de dicho conocimiento ha incidido en la crisis intelectual del mundo contemporáneo, pero sin necesidad de referirnos en esta ocasión a determinados procesos que conciernen a las complejas identidades idiomáticas modernas, va de suyo que, la deficiente asimilación de las ideas universales genera, por correlación, un tipo de masa parlante cuya "comunicatividad" carece de aquellos elementos tradicionales (3) para la correcta aprehensión del origen primordial de las cosas.

Esto puede muy bien traducirse en esa degradación del sentido de realidad que hoy nos aqueja, y probablemente, tal circunstancia, sea un carácter residual de aquello que corresponde aplicar en relación a la bíblica figura babeliana de "la confusión de lenguas" (4), siempre y cuando el procedimiento corra, como decíamos, bajo considerandos de lo que se concibe como la operación intelectual que comporta una completud de sentidos (es decir, no tan sólo literalmente), de acuerdo a los modos usuales que son connaturales a toda doctrina tradicional o como, por ejemplo, los mismos que han sido tan bien expresados por Dante Alighieri (5), y por lo cual es posible examinar la magnitud y el acrecentamiento del problema en la actualidad.

Definitivamente, aquello que encierra el legado dantiano, tan vigente en su época como ahora, es un ejemplo cabal, particularmente, en aquello relacionado a la noción de "lengua común" o de "lengua vulgar" (de vulgari eloquentia) (6), substitutivos, en realidad, de la palabra primordial, traída a colación gracias a un evidente virtuosismo avalado por profundos conocimientos tradicionales. En atención de esto, conviene alejar aquellas interpretaciones gratuitas que (justamente a partir de De vulgari eloquentia y del Convivio) (7), y debido a un desconocimiento del modelo de operación intelectual en el arte de la edad media (8), han fabricado la serie de artificios semánticos y conceptos lingüísticos, meramente gramaticales, a tenor de una suerte de imagen literaria que presenta al Dante como un precursor del lingüista moderno (9).

Por el contrario, si hacemos la transposición correcta en la idea (de opuesto-complementario) que refleja la voz técnica "de vulgari elocuentia" nos aproximaremos al sentido analógico aplicado a la expresión de "lengua natural" (precisamente, ello se relaciona con el sonido primordial que precede a la manifestación visible) (10), y por lo cual se demuestra en realidad, el dominio ejercido por Dante sobre las propiedades del verbo erigiéndolo, además, como un verdadero arquitecto del logos (en referencia a los sentidos antiguos de la expresión), es decir, un incansable valedor de la palabra primordial revelada, en este caso, por demostración de arquitectura y mediante la "ciencia de las normas sapienciales".

Architectura sacra

Al respecto, en las antiguas voces transferidas por la fuente romana una de las tantas acepciones de la voz arch-i-tectura se refería a las operaciones que tienden a "revelar el arch-e-typus", es decir, "una aplicación lógica de dos componentes ordenados" en el sentido tradicional de relacionar un modelo formal con los números naturales, y de donde se infiere las aplicaciones de una aritmo-geometría, cuyo fin es representar el Prototipo ideal de un objeto o el Tipo supremo original (11).

A modo de ejercicio, nótese que la frase" una aplicación lógica de dos componentes ordenados" queda reducida a una vaga formalidad lingüística si es que se la saca del contexto mental de la escolástica medieval (12) (una de las principales fuentes expresivas en el corpus lingüa de Dante) donde, por ejemplo, los términos "lógica" y "dos componentes ordenados" solían ser soportes verbales de un simbolismo ya desconocido para la actual mentalidad moderna.

En efecto, respecto de la lógica, hay indicios de haber sido considerada en Occidente por lo menos parecida al modo de los darshanas de la tradición hindú, es decir, en este caso, como la parte con formativa y basamental de un edificio (léase como una función) o como un "punto de vista" de la doctrina total.

Según René Guénon, y aún teniendo en cuenta ciertas limitaciones e inconvenientes de la herencia griega, como también algunos obstáculos de adecuación, la lógica de Aristóteles guardaba ciertas analogías con el Nyaya hindú ("como una hipótesis por lo menos verosímil que Aristóteles pudo tener algún conocimiento del Nyaya") (13). Por lo demás, seguía afirmando Guénon que, en términos generales y a pesar de ciertas omisiones, "la doctrina escolástica, continuando la de Aristóteles en sus grandes líneas, la corrigió y completó en muchos puntos" (14). De tal manera que, cabe rescatar al menos aquel aspecto positivo desarrollado en el contexto de la escolástica medieval resumido bajo los siguientes términos del mismo Guénon: "en la definición de la verdad como , en todos los grados del conocimiento, es en Occidente, lo que mas se aproxima a la posición de las doctrinas tradicionales del Oriente, porque es lo que hay de mas conforme con los datos de la metafísica pura" (15).

Cabe agregar, dentro del mismo contexto o en torno a este preciso respecto, que es probable pueda admitirse aún otros jalones del tema que aporten mas aristas a las apreciaciones del posterior síncope intelectual de Occidente y, de este modo, se mantenga pendiente un trabajo de cierta perífrasis (es decir, explicar en lugar de simplificar) en la consideración sobre cierto silencio parcial u ocultamiento progresivo en torno a los múltiples aportes de mediación islámica al corpus scholasticus medieval (16), y según los abundantes e incontestables datos en las diversas corrientes escolásticas de la época, y por lo cual, han podido expresar de alguna manera, el núcleo de la cuestión con el cual cerraba Guénon el capítulo de nuestra referencia: "como dicen los árabes, , y todo lo que contiene no es mas que la manifestación bajo modos múltiples, de un sólo y mismo principio, que es el Ser universal" (17).

Ahora, en lo que sigue sobre el sentido de la frase "dos componentes ordenados" y a lo que ello concierne, podríamos anotar que se refiere a los dos aspectos de toda arquitectura sagrada en su mas amplia idea; uno superior y otro secundario con los cuales el intelectual medieval (sea igualmente escriba, artesano o constructor) completaba la perfección de la obra. Estrictamente, son los actus primus y actus secundus de la doctrina escolástica

La perfecta analogía de este procedimiento escolástico con las operaciones intelectuales y los métodos orientales, ya ha sido magistralmente demostrado por Ananda K. Coomaraswamy en diversos pasajes de su obra, particularmente en lo referente al arte hindú y a las prescripciones hieráticas budistas (18) donde elucida la superposición (19) de dichas etapas en el esclarecimiento de las raíces ci (edificar) y cit (contemplar) de la voz sánscrita citayah (estructuras) y en sus derivados.

Es en tal sentido que la estructura tradicional de la obra de Dante (y al margen de cualquier juego de palabras) se mantiene refractaria a todo tipo de análisis "estructuralista"; alejada, en realidad, de toda anexión o acreditación moderna donde, por ejemplo, no sólo es inconcebible la cualificación del "Intelecto agente", sino también aquello por lo cual es asimilable la Sabiduría divina, es decir, el actus primus de toda ciencia y arte verdaderos (20).

Así, de un estudio atento, resulta incuestionable la ortodoxia doctrinal que se revela no sólo de su ópera magna (Comedia), sino del "Convivio" como "De vulgari eloquentia" (consideradas obras menores) e integrales a la obra dantiana en general, cual se presenta como una verdadera pieza de arquitectura revestida en su aspecto exterior con el ropaje escolástico medieval del que se decía heredero y con el cual sabía, literalmente, cubrir el "alimento sólido". Como ejemplo, tenemos el tema principal del último tratado citado donde la materia que se trata no puede ser, alegóricamente, mas que "natural", "vulgar" o "común" (en el sentido universal de algo que es "patrimonio de todos" y que se remonta al "origen común") y, por tanto, trascendiendo anagógicamente aquel legítimo ordenamiento subalterno (necesario, circunstancialmente, en tanto parte o punto de vista tradicional) pero que suele, lamentablemente, devenir alterado al ser procesado por cualquier parcialidad o exclusivismo y, frecuentemente, desviado en todo cultismo o culteranismo (21).

De vulgari eloquentia

De este modo, el título del tratado que comentamos es primeramente una confirmación anagógica de la realidad de la lengua secreta y de la cual Dante daba suficientes muestras de conocerla en intimidad. En segundo lugar, dicha realidad se encuentra sustentada por el empleo de la analogía inversa o del principal operador del simbolismo tradicional. En tercer lugar, ello se halla adornado con indudable magisterio, en aquello que concierne a la noción medieval de "alegoría". Luego, literalmente, Dante se propone la búsqueda del elemento unitario o sentido universal en la lengua natural (subyacente en cierta combinación con los denominados "dialectos romances"), y no en el latín propiamente dicho, por todas aquellas razones superpuestas que fueran ya, "diplomáticamente", expuestas en el Convivio demostrando, además, que la cuestión para Dante era de un orden muy distinto a las interpretaciones modernas basadas en la contraposición formalista como puede ser, por ejemplo, aquella de "la lengua laica versus la lengua eclesiástica" (22).

Evidentemente, estas razones nos conducen a las consideraciones sobre la exigencia y prioridad de un legítimo simbolismo, es decir, sobre la realidad tradicional del contenido iniciático en De vulgari eloquentia, tema presentado en verdad, como una cobertura de esa "lengua secreta" o lenguaje primordial, ya que, como se sabe, no se trataría exclusivamente de un avance en los estudios lingüístico-retóricos o geo-político-filológicos, ni era solamente un tratado de gramática al uso de la época (23). Asimismo, podría decirse que en todo ambiente medianamente normal como aún era el de Dante debía primar los dos modos tradicionales de encarar la enseñanza, uno exterior y el otro bajo respectos de un punto de vista mas profundo donde, por ejemplo, un acontecimiento bíblico como el de la "Torre de Babel", las ciencias y las artes liberales (24) o la historia regional de las lenguas de Italia le proporcionaron a Dante un modo de expresión para verdades de otro orden, como es en este caso, la realidad de la "lengua divina" escondida en la locutio primaria y, en cierto grado, representada por las raíces fonéticas de la lengua natural o ydyoma tripharium (tronco lingüístico conformado por la lengua de oc, la de oil y la del sí) .

No olvidemos llamar la atención sobre esa doble vía o "dos componentes" (simbólicamente denominados en la edad media como ydromellum) (25) de la operación intelectual dantiana, ya que puede considerarse, en su punto de vista mas profundo, no solamente en analogía con el objeto principal del tema: "nostra vera prima locutio", sino también en perfecta correspondencia con la índole del actus primus al cual nos referíamos; ¿y por caso, no se constata ello mismo en el comienzo del tratado (26) donde Dante evoca al "Verbo aspirante" para iluminar al habla común y así poder con ello "dar a beber una dulcísima hidromiel"?.

Igualmente, sobre el objeto aludido en el término técnico y simbólico de "dulcísima hidromiel", de acuerdo al modelo sintético tradicional, podríamos confirmar que se halla incluido en el mismo título del tratado de referencia, y por el cual Dante, a partir de un soporte verbal reduce la divergencia lingüística (27) efectuando una operación de unidad (28) y proponiéndose, mediante un lenguaje espiritual, trascender el derrotero de confusión y fragmentación que ha venido siguiendo la lengua natural a partir del episodio correspondiente a la figura bíblica de la "Torre de Babel" (29).

Efectivamente, la aparente contraposición vulgari / eloquentia es, en realidad, una transposición de orden analógico, una combinación del ars versificatoria cuidadosamente elegida y no sujeta a las veleidades interpretativas, sino que alude a un objeto preciso que sólo puede tomar como soporte a la lengua común (la original de todos y no solamente la de la gente común), primaria y universal; la única apta para la elocuencia vulgar, es decir un vulgar nobilis (en el sentido medieval de "antiguo y perfecto") y que expresa cabalmente la idea tradicional de "asonancia significante", algo que nada tiene que ver con la etimología, ya que se trataría de un método de interpretación que puede parangonarse con el nirukta hindú, por tanto, posibilitando elucidar el sentido de las palabras mediante un despliegue de sus partes integrantes; y por lo cual se vislumbra la intención de exponer nociones de un orden completamente distinto al de aquel correspondiente al curso de permanentes modificaciones artificiales que sufren los conceptos profanos en su uso corriente, convencional y novedoso.

En realidad, la actitud de Dante se remite a una excepción, válida únicamente para toda elocución que ha pertenecido anteriormente a un componente tradicional o proveniente de un acervo original y, por ende, a restituir su sentido primordial bajo la cobertura de la "lengua materna", la Italiae loquela ("la lengua de Italia") constituida por todos los vulgares municipales y donde se halla como oculto el "vulgar ilustre", representación de la lengua elevada y perfecta, áulica y curial, o sea perteneciente "al palacio real que, lamentablemente, Italia no posee..." (30). Por otra parte, podríamos señalar que se refiere a lo mismo cuando utiliza las acepciones de "buena nueva" (actualización de la noticia de siempre), o cuando hace alusión del dolce stil nuovo (término distintivo entre los "fieles de amor") al parecer cargado de "doctrinam".

Conclusión

Para culminar esta breve referencia vale agregar un par de notas cualitativas que conciernen a la voz stil (31) en relación a nuestro tema. Así, podríamos mencionar tres sentidos simultáneos de dicha voz: el primero, relacionado a la forma curial romana cultivada por Dante (32). Un segundo elemento de analogía que comporta su significación parece ser una contracción del romance sottile (Adapt. del lat. subtïlis) que, en conjunto con la voz dolce (Adapt. del lat. dulcis) en referencia a la poética anagógica del amor, conforman la esencia del dolce stil nuovo. Por otro lado, respecto de una aplicación simbólica en dichos términos, y como muestra del carácter inagotable de estas cuestiones, un tercer elemento (con otro sentido) los traduce como el "sabor de la esencia " (o de la unidad absoluta). En efecto, si tomamos la vocálica stil (línea recta) por una relación basada en la asonancia, no sólo nos conduce al origen etrusco de la voz, sino al simbolismo del eje principal en las construcciones antiguas (también al simbolismo del stilus, aquel instrumento de escritura que usaban los antiguos) (33), ya que su posición vertical puede muy bien corresponderse por transposición analógica con la letra I (novena figura) del alfabeto latino y cuya forma rectilínea no solamente representa la unidad en los caracteres numerales latinos y en sus derivados, sino que su aplicación es de orden universal (34) siendo sus funciones idénticas a las utilizadas en la ideografía numérica arcaica para simbolizar el "Eje del Mundo".

Precisamente, la letra I representa para Dante (Pd XXVI, 133 -138.) El primer nombre de Dios, es decir, el Verbo Eterno que abarca el conjunto de los diferentes grados de la Existencia universal, o sea, a los "tres mundos" según la concepción de la terminología tradicional y por lo cual se entiende como nombre al sonido primordial, es decir, la parte esencial e inmutable de la palabra (35) que se distingue del significado (o de la forma), aunque se halle, en cierto modo, con el relacionada (36). Indudablemente, esto involucra algunas claves originales del lenguaje completamente diferentes de la filología conceptualista al uso moderno, ya que su dominio provee de medios para comprender el aspecto profundo de las lenguas mas diversas en tanto mantengan algún grado de fidelidad a la fuente común.

En este sentido, la suma de las aplicaciones simbólicas de Dante demuestran que se hallaba en posesión de la antigua ideografía numérica basada en la idea tradicional de las procesiones del año y de la cual, según Ananda K. Coomaraswamy hay bastantes indicios que la avalan como el posible origen del simbolismo, de la escritura y del lenguaje (37). Esto mismo podría confirmarse teniendo en cuenta que dichas ideografías toman como soportes a las formas geométricas elementales como ser la línea recta, la semicircunferencia (en función espiraloide) y el punto. Vale señalar que, tales proyecciones sólo son a título de extensiones o de correspondencias simbólicas de los caracteres concernientes al Verbo aspirante dantiano, o la vibración sonora primordial que da origen a la manifestación.

En síntesis, si bien el tratado De vulgari eloquentia se nos presenta como literalmente inconcluso, sin embargo no parece serlo así desde el punto de vista del simbolismo tradicional, donde todos y cada uno de los caracteres puestos en juego resumen una doctrina completa sobre la lengua secreta y sus modos técnicos de reconocerla. Por nuestra parte, nos hemos limitado a un breve comentario y, obviamente, queda aún mucho por decir. Principalmente, en relación a varios temas de fundamental importancia como, por ejemplo, aquello que concierne al simbolismo cíclico tradicional encerrado en la distribución geográfica y cronológica de las lenguas pertenecientes a la municipalia vulgaria. Del mismo modo, la real naturaleza del ydioma tripharium, y, asimismo, la verdadera índole de la lengua toscana (con antecedentes etruscos y tomada por Dante como lengua modélica italiana), o también, aquellas claves rítmicas de la parte segunda y que hablan a las claras del carácter inagotable de estos puntos doctrinales sobre los cuales esperamos volver, si es que la oportunidad se presenta.

Notas

1) "Apreciaciones sobre el esoterismo cristiano", Cap. VI.

2) Es decir, en consonancia con la doctrina tradicional de los cuatro sentidos; tal como ha sido desarrollada (entre tantos otros) por Filón de Alejandría, Orígenes, San Agustín y San Buenaventura por sólo nombrar algunos casos del entorno judeo-cristiano.

3) Es necesario insistir que al usar las acepciones derivadas de la palabra "tradición", lo hacemos como caracteres equivalentes al de "normalidad", y nunca como una etiqueta particular o en nombre de alguna escuela determinada tal como se deduce de cierto tradicionalismo en boga. Podríamos aún añadir que, cierta confusión lingüística debida a la oposición generada entre los términos "esoterismo" y "exoterismo" (como una resultante por fuera del contexto de la relación entre los diversos niveles de dicha normalidad universal) sería una errónea interpretación de índole dualista.

4) Gen.III, 2-3

5) En relación a la aclaración de la nota precedente, tiene cierta importancia señalar que, dicha expresión, ha sido efectuada dentro del contexto de cierta normalidad tradicional.

6) Título de uno de los inconclusos tratados de Dante (1303-4).

7) El otro tratado complementario al "De vulgari eloquentia" también inconcluso (1304-).

8) En una palabra, de la aplicación del sentido espiritual o anagogía.

9) La complejidad y la gravedad de estas cuestiones puede constatarse en el estudio de René Guénon, particularmente, en los capítulos I y IX de "El esoterismo de Dante" obra que, si bien abocada al simbolismo de "La divina comedia", sin embargo, los considerandos sobre la integridad tradicional de las significaciones diversas, y más aún, sobre "un sentido oculto, propiamente doctrinal" es innegable que se extiende a toda la obra de Dante, y por lo cual se deduce que las confusiones de eruditos y pseudoesoteristas remarcadas por la autoridad intachable de Guénon valen para toda la producción dantiana.

10) En correspondencia con la idea tradicional que afirma de la creación ser producto de la Palabra divina.

11) Para inferir la índole de la estructura dantiana idéntica a la obra de los constructores y como una "arquitectura simbólica" en su orden estrictamente tradicional consultar a René Guénon ("Apreciaciones sobre el esoterismo cristiano", IV)

12) Análoga, según A.K.Coomaraswamy a ciertas ciencias tradicionales hindúes y. por ende, adscripta al lenguaje de la tradición universal. (Ver, por ejemplo, "La operación intelectual en el arte indio").

13) "El Nyaya", Cap.IX de "Introducción general a las doctrinas hindúes"

14) Ibid.

15) Ibid.

16) En este sentido consultar el capítulo "La visión filosófica del mundo" en "La civilización hispano-árabe" por Titus Burckhardt. También el capítulo VII de "Vida y pensamiento en el Islam" por S.H.Nasr. Asimismo, en otro nivel de referencias, el capítulo "Averroes y el averroismo" en "Historia de la filosofía islámica" por H. Corbin.

17) Ibid.

18) Consultar el 1º párrafo del capítulo "La operación intelectual en el arte indio" en "Figures of Speech or Figures of Thought"..

19) Cabe aclarar que, cuando usamos la palabra "super-poner" o "super-posición" no lo hacemos de acuerdo al uso corriente que pueden adquirir términos tales como "encima" o "sobre", sino debido a la posibilidad de acentuación que permite el primer complemento de la frase (del carácter supra que no solamente expresa un plus ultra de intención trascendente al denotar el principio, grado supremo o supremacía de cualquier línea) en el sentido de una trans-posición analógica puesto que, en realidad, no puede haber superposición, composición ni oposición del "esoterismo" respecto al "exoterismo" por no pertenecer el primero al mismo plano del segundo.

20) El "Intelecto agente" (la Inteligencia, en tanto Intuición intelectual) es uno de los aspectos encerrados en el simbolismo de la Madonna aplicado usualmente por Dante. El otro aspecto en carácter de complemento a discernir sería el de "Sabiduría". Para el apercibimiento de algunas equivalencias de ello y de una nota aclaratoria ver a René Guénon en "Apreciaciones sobre el esoterismo cristiano", Cap.IV (Nota 9).

21) Al ser la obra de Dante una magnífica operación de síntesis en el sentido original de la palabra y donde el alto vuelo poético junto al rigor demostrativo dan lugar al "Intelecto agente" o espíritu contemplativo, donde todas las figuras verbales adquieren la dignidad de símbolos tradicionales, poco importa que la crítica parcial le adjudique algún exclusivismo de diversas influencias, ya "esoteristas" o "exoteristas" como ser, entre varias, la de "platónico", "peripatético", "hermético" u "oriental". De tal modo, al conciliar como nadie todos "los puntos de vista", es muy probable que, el gran vate itálico, haya encarnado todo eso y mucho mas; y puesto que el objeto último de sus trabajos era la metafísica pura que nunca puede ser algo de lo parcialmente nombrado; y por razones de que la verdad es única y se halla en todas las doctrinas tradicionales sería una vana ilusión pretender identificarla con cualquiera de sus soportes o clasificarla bajo etiqueta alguna.

22) Cuestión ya demostrada por René Guénon en el Cap. VI de "Apreciaciones sobre el esoterismo cristiano".

23) " De vulgari eloquentia de Dante, libro "lleno de misterios" como también Rosseti y Aroux lo habían visto, y que, mientras que parece hablar simplemente del idioma italiano, se refiere en realidad a la lengua secreta, según un procedimiento igualmente en uso en el esoterismo islámico, en donde como lo hemos señalado en otra ocasión, una obra iniciática puede revestirse con la apariencia de un simple tratado de gramática." (René Guénon, "Apreciaciones sobre el esoterismo cristiano", Cap.V)

24) Señalemos que, según René Guénon, las mismas artes liberales eran soportes tanto de un punto de vista "exotérico" referido a la enseñanza pública y otro "esotérico" que las erigía "en verdaderos grados iniciáticos" ("El esoterismo de Dante", Cap.II).

25) Constátese que, en la Edad Media, tal simbolismo tomaba su soporte en el uso extendido de mezclar la miel con las bebidas. Por otro lado, la composición de "agua" y "miel" representa tanto entre "fieles de amor" como en el esoterismo islámico respectivamente al "conocimiento absoluto" y a la "ciencia de los principios de sabiduría" (en árabe al-ilmu-I-mutlac y al-Ilmu-n-nâwâmis) en alusión a dos de los cuatro ríos del paraíso.

26) De vulgari eloquentia I,1.

27) Mas allá del tecnicismo filológico, usamos esta expresión en el sentido que se opone a convergencia, pero en tanto la primera aluda a un movimiento que se aleja de su fuente y en cuanto la segunda conlleve acepción de unidad.

28) De acuerdo al mandamiento tradicional de "echar luz sobre la oscuridad, imponer orden en el desorden y unidad en la multiplicidad".

29) Es probable que esta mención pueda ayudar a vislumbrar un punto que ha causado innumerables polémicas entre los especialistas del sentido literal o de los literali (como el mismo Dante los llamaba) y en cuanto a una supuesta contradicción de Dante al otorgar, en definitiva, mayor dignidad y primacía a la lengua vulgar antes que al latín. No olvidemos que, en dicho tratado, se establece una correcta distinción entre el estado original del habla natural como "lengua adamita" y la condición circunstancial de fragmentación y dispersión de dicha habla ocasionada por una "evolución de significados" (coincidiendo con el "descenso cíclico") y a partir del "episodio babeliano". Hecho que, al fin de cuentas, en nada afecta la naturaleza original de la locutio primaria, bajo cuya luz puede circunscribirse la locutio secundaria (el latín como lengua doctoral, gramatical y "litúrgica") pero nunca al revés, y tal como muy bien expresa el buen sentido de las explicaciones del bien llamado più nobile fiorentino.

30) El esoterismo concerniente a los términos áulico y curial, igual que la frase de Dante ("al palacio real") se refieren al Templo de Salomón, es decir, una imagen del Centro supremo por lo que se deduce que, análogamente, alude a la lengua primordial o la "lengua de los pájaros" que, precisamente, con tanto virtuosismo dominaba el propio Salomón.

31) Hemos ampliado este punto en nuestra anotación "Dante y el "

32) Referida a los usos medievales del cursus y que implica el sentido rítmico de las palabras.

33) Análogo al simbolismo del cálamo en el esoterismo islámico.

34) Como bien se corrobora ello entre los chinos, griegos y etruscos por solo citar algunos ejemplos.

35) Se podría comparar esta relación entre sonido y palabra con una analogía del simbolismo musical. Por ejemplo, respecto a la vibración cordal de un arpa que origina un sonido cuyo tono fundamental es el que concierne a la cuerda entera, siendo las frecuencias de la serie de acordes como múltiplos enteros de la vibración principal.

36) Así, por medio de los siguientes términos: "afirmamos que ha sido creada por Dios una determinada forma de expresión al mismo tiempo que el alma primera. Y llamo forma de expresión no sólo a lo que se refiere a los nombres de las cosas, sino a la estructura de estos nombres, incluso a la pronunciación de esta estructura; forma de la que realmente se servirían las lenguas de todos los hablantes, sino hubiera sido dispersada a causa del orgullo humano" (Ve VI, 4) Dante establece la relación entre sonido (o nombre) y significado (o forma) denominando aquel como parte invariable de la palabra y a esta como la variación de lo mismo, dentro de una organización tradicional de sentidos, los cuales han sido, paulatinamente dispersados y confundidos a partir del acontecimiento bíblico de la "Torre de Babel" (hito relacionado a los principios del kali-yuga).

37) " y otras palabras que denotan "

( Fecha de publicacion en lo site: 05/03/2005 )