Arvore Sol

El simbolismo del libro

Oscar Freire

Introducción

Los aspectos simbólicos de representatividad superior y de funcionalidad tradicional que han caracterizado desde siempre ha todo lo que rodea a la noción de libro se hallan, hoy en día, lamentablemente reducidos a una mera difusión lingüística de las tendencias literalistas (sean o no "descontructivistas"(1) y automáticas (2) de la escritura y a las actuales condiciones mercantilistas de la industria cultural moderna que lo entiende como a un exclusivo instrumento de evolución histórica, comercial, cultural, científico y de progreso civilizatorio. Sin embargo, es posible reunir los suficientes datos tradicionales que nos anotician, no solamente que la idea arquetípica del Libro ha estado presente desde los orígenes mismos de la humanidad, sino también de su preexistencia. En cierto sentido, ello refutaría aquellos prejuicios sostenidos en torno a las denominadas sociedades "ágrafas", máxime que dicho progreso tecnológico y científico, sumado al punto de vista profano de la existencia, de ningún modo garantizan al hombre el poder desprenderse de los obstáculos que impiden apreciar correctamente la "realidad" o "trascendencia", que sí, en cambio, por medio de los mas diversos modos mentales, esas mismas sociedades "ágrafas", entendían como inherente a su propia naturaleza.

En tal sentido, independientemente de lugar o época, podríamos hablar transitivamente de la perennidad de un homo liber que utiliza un mismo lenguaje universal y los mismos símbolos tradicionales para asumir su eventual vida terrena e integrarla a la unidad del Ser total. De este modo, el libro, desde siempre, se ha relacionado a una significación primordial, en ocasiones distinguiendo entre un aspecto macrocosmico y otro microcósmico, apuntando a la dignidad sobrenatural del hombre y al esplendor de la manifestación o ya simbolizando a la sabiduría, al conocimiento y a la totalidad del universo (donde en las fórmulas del oficio tradicional las piedras, las plantas y los árboles; las tintas, las cañas y los cálamos; los folios, las tablillas, hojas o páginas, tanto como los diseños y grabados o las incisiones, inscripciones y signos escriturarios representarían diversos aspectos principiales o formales del Ser).

Los mismos símbolos universales permiten inferir la exacta equivalencia de usos entre las modalidades "ágrafas" y escriturarias, cuyos componentes o "elementos síntesis" señalan al mismo objeto del conocimiento y al tránsito de los mismos estados del ser o idénticas etapas espirituales. De este modo, es posible aproximarnos a un aspecto de la tradición sagrada en el cual la piedra, el árbol, la planta, la artesanía o el gesto ritual, tanto como el elaborado modo escriturario de los libros sagrados de la humanidad son transumptus de la misma Palabra Divina.

A este respecto, René Guénon menciona en uno de sus artículos (3) parte de esas singulares relaciones verbales tan usuales dentro del simbolismo y que dice que "el Graal es a la vez un vaso (gradale) y un libro (gradale o graduale). Se confirmaría en esta combinatoria o asociación, las posibilidades de vislumbrar algunos aspectos esenciales relacionados con el simbolismo del libro en particular y, al mismo tiempo, verificar las concordancias del simbolismo universal.

Dentro de las posibilidades inagotables de esas concordancias es también posible identificar a la piedra y al árbol con el libro, ya que puede decirse primeramente y, en uno de los tantos sentidos inmediatos derivados, que las piedras han sido quizás los obligados libros portadores de incisiones o inscripciones luego de la primordialidad de las hojas y de las cortezas de los árboles (4).

Ciertamente, que todo ello debe entenderse desde el punto de vista tradicional, donde se puede definir el orden principal y luego los grados de transposición que corresponden a las apariencias relacionadas. Así, por ejemplo, en las sociedades "ágrafas" el libro de la naturaleza virgen o "libro primordial" es el receptáculo que contiene los rasgos firmes del Único Hacedor, es el medio apariencial por el cual el Espíritu Supremo se manifiesta. Se hace posible así, constatar la impecable firma en todo lo que existe cuyo conjunto se extiende como un alfabeto divino e imprime el carácter esencial bajo el que se determinan las cosas de nuestro mundo.

Por supuesto, que esta posibilidad de un discernimiento pedagógico-sintético de ellas en cualquiera de las formas naturales, sea paisaje, río. montaña o árbol, nada tiene que ver con los "cultos animistas" o "totémicos" ni con ninguna de las tendencias interpretativas que, en tal sentido, y en torno a la "mentalidad primitiva", rigen los métodos de investigación contemporáneos. Mas bien, ello sugiere el aspecto tabular o código tradicional mayormente seguido por dichas sociedades en la modalidad de representar por medio de un scriptorium naturalis la combinatoria de sus conocimientos cosmoteogónicos y del teatro de la naturaleza a los efectos de que los derivados fundamentales de las determinaciones del mundo (como ser las percepción de las duraciones ritmo-cíclicas o las divisiones y orientaciones del espacio sagrado) puedan resolverse en la unidad suprema de todas las formas.

Creemos que la profundización de estos aspectos, bajo la perspectiva de la concordancia universal, ha de permitir abordar, en sus equivalencias, asuntos probatorios de que, en rigor, jamás han existido sociedades del tipo "ágrafas", tal como se las ha denominado en la cultura moderna, hecho que, como decíamos, confirmaría la preexistencia o perennidad del Libro, cuyas inagotables y diversas nociones serían, a la luz tradicional, como símbolos, modelos o imágenes de su prototipo celeste e inmutable.

El Libro Primordial

Como un ejemplo de estas relaciones múltiples, podríamos, ya sea de forma directa o indirecta, desarrollar algún punto en lo que al árbol se refiere y que logre, como dato, ir mas allá de las derivaciones nominales o etimológicas. En tal sentido, en las aplicaciones reales de términos tales como folium, tábula o líber y en función de cierto simbolismo vegetal resulta notable que la palabra libro derivada precisamente del latín liber, cuya exacta equivalencia griega es biblos, se remonte a una designación particular y específica de una sustancia, tela o membrana localizada entre el tronco y la corteza de determinados árboles (para formar cierto papel) llamada philyrias en griego y tilias en latín.

Ahora bien, dicha sustancia es la misma que ha sido manufacturada por muchas de las sociedades aborígenes (ver nota 4), no sólo para el uso ritual del papel o para inscribir sus geometrías y motivos, sino también para la confección de hilos, fibras y cordeles(5), lo cual avala, una vez más, la estrecha relación entre el simbolismo del árbol, del libro y del tejido.

A este respecto, mencionemos que la palabra "texto" del latín textus (tejido) expresa claramente dicha relación, tanto en sus aplicaciones inmediatas o en sus funciones dentro del simbolismo, tal como puede ser el caso del punto (por otro lado, es el "instante" en el simbolismo temporal) que intermedia entre la trama y la urdimbre. Dicho simbolismo, en sus inagotables sentidos, ha estado muy extendido entre los pueblos aborígenes (como el caso del tom entre los guambianos de Colombia) y, tal como decíamos, expresado en todas las variantes de las artesanías. Ello, en las aplicaciones mas diversas debía ser "transmitido", "leído", interpretado y contemplado hasta asimilar al sujeto del simbolismo universal revestido circunstancialmente con las particularidades del acervo de cada sociedad tribal (6)

Por otro lado, y en otro aspecto relacionado con dicha membrana, como de otros vegetales, recordamos que, aún hoy, entre ciertas familias de guambianos dan a beber a los recién nacidos el zumo de ciertas plantas "del conocimiento" sembradas por los "grandes antepasados" en el segundo día del "origen", momento ejemplar, en el que se ha constituido también su propio centro alrededor del cual "circulan" y se conforman integralmente.(7)

Los mismos guambianos poseen la noción del srurrapu (la espiral) que no solamente es un hilo que se enrolla y se desenrolla a partir de un centro, sino que se lo asocia también con el "caracol del tiempo". Esto, es parte de un lenguaje primordial, cuyas letras sagradas (en este caso, el ideograma respectivo, se representa como una espiral de tres dimensiones) enseñan la verdadera dirección de las cosas.

Indudablemente, que con ello estamos lejos de las manifestaciones elementales (como las del tipo "animistas"), ya que las referencias, mas bien se hallan cercanas a entenderlas como "rasgos", "signos" o "letras" trazadas en el Gran Libro de la Naturaleza y que, como modelos fácticos, son sólo imitaciones ad naturam de los prototipos celestes.

El Libro de las mutaciones

Evidentemente, que la concepción simbólica tabular de la manifestación por parte de las sociedades "ágrafas", no solamente nos lleva a reflexionar sobre la noción de tábula (tabla), una de las ideas originales del libro, sino también a comprender la notable equivalencia que, en ese exacto sentido del "compendium vivo", mantienen estas con otras civilizaciones tradicionales propiamente escriturarias como la china, por ejemplo, que ha desarrollado dicho carácter de maneras muy complejas sin traicionar la índole primordial del mismo.

Precisamente, la idea de tábula es una de las que se inscribe como soporte de un lenguaje divino capaz de hacer comprender las esencias contenidas en el Logos Creador, ya que como tales son su afirmación exterior. Tal la imagen, el código o la síntesis del libro divino, en el que cada una de sus partes, particularmente cuando se desarrollan dentro del ciclo de mutaciones, se conforman tradicionalmente como signos que deben, necesariamente, conllevar la cosa significada.

De tal modo, que en la tradición china, se mantienen intactos los procedimientos que encaran al universo como a un libro que hay que leer e interpretar por medio de ciertas combinaciones sagradas que correlacionan todas las formas manifestables en sus distintos niveles de sentido.

Así, en una de las versiones mas fieles del relato legendario, el I-Ching (Libro de la mutación), originado en la denominada "tábula del río" y revelada al Emperador Fo-Hsi (a modo de grafías primordiales sobre el lomo de un "caballo-dragón" (8) que surgía de un río) consistía en una permutación rítmica de los kwa (trigramas), trazos donde se sintetizan todas las posibilidades de la "tábula de Liu Shu" que reúne a los hsiang hsing (pictogramas), a los chih shih ( ideogramas) y a los hsing sheng (elementos fonéticos), los que, precisamente, imprimen a la lectura su sello fundamental, ya que cada carácter debe ser leído según su original on (sonido), siendo no solamente una garantía de primordialidad, sino también, una de las claves del origen mismo de la escritura china.

Por otro lado, cabe destacar respecto a las inagotables variantes ideogramáticas del I-Ching, mayormente relacionadas a ese insospechado simbolismo fónico, que nada tienen que ver con las limitadas interpretaciones pseudoetimológicas. Del mismo modo, vale añadir, que la concepción tradicional de lo que tardíamente ha devenido en tratado, se halla alejada del propalado reduccionismo adivinatorio, como también de las ilusiones espiritualistas que, en torno a ella se han forjado movimientos modernos del tipo new age.

Mas bien, en las antiguas doctrinas chinas, todo lo visible, dentro del teatro original de la manifestación, se refieren a sus componentes esenciales que designan anagógicamente los elementos principales y, en tal sentido, estos intervienen por correspondencia simbólica en la conversión y en el proceso iniciáticos, siendo capaces de otorgar al hombre lo que en término técnico chino se denomina como una "naturaleza inmortal". Así, las viejas enseñanzas orales, resumidas en ciertas voces técnicas y rasgos ideográficos que expresan determinadas permutaciones elementales o "etapas iniciáticas" rigurosamente representadas por los exagramas en relación con las faces lunares, revelan que dentro de las inagotables combinaciones simbólicas todo es trasunto del mismo Libro del Universo.

Los Tantras

Analogamente, se dice que los antiguos Rishis, poseedores de una transmisión única del Vèda primordial podían verlo directamente bajo la forma de las "letras trascendentes" y oírlo en el sonido primigenio, sin la necesidad de las explicaciones y de los comentarios que mas tarde se hicieran indispensables debido al debilitamiento progresivo del nivel espiritual o intelectual.

Así, sin perder su unidad e intemporalidad, devino el Vèda en las conocidas ramificaciones tradicionales hasta adquirir el carácter particularmente "explicativo" de los Tantras (literalmente significa Libros Sagrados), propio de las necesidades del estado mental de los hombres del kali-Yuga (edad sombría).

Precisamente, es este último sentido de "Libros", en sus diversos aspectos, que contempla providencialmente las necesidades y adaptaciones de la época en relación con las aptitudes de los hombres, en tanto que dichas funciones deriven, como decíamos, directamente del seno del propio Vêda y en cuanto exprese los principios de su doctrina y desarrolle las aplicaciones que así requieran las circunstancias cíclicas.

De tal modo, que lejos de las desviaciones modernas sobre el "tantrismo", el término tantras y en relación a dichas circunstancias cíclicas es, por un lado, la manifestación explicativa del Vèda primordial en relación a lo que decíamos sobre su significado de libros sagrados y por otro lado, expresando el simbolismo del tejido, ya que su otra acepción tradicional también denota la "urdimbre" del mismo.

El libro impreso

Por otro lado, y tornando la mirada al mundo contemporáneo, en relación al abandono de las concepciones y manifestaciones tradicionales es innegable que el impacto tecnológico y la producción industrial han operado en detrimento de la sacralidad del arte, medio por el cual antiguamente se conjugaban la destreza artesanal y la sabiduría. Es muy probable que, en el caso de nuestra referencia general, una de las causas de ello se relacione con la mise en imprimé o la influencia del elemento tipográfico en la formación de las mentalidades y que diera nacimiento en Europa, hacia 1530, al clásico formato impreso del libro.

Es evidente, que dicha circunstancia se ha relacionado, en alguna medida, con cierta aceleración y alteraciones en la clasificación y representación del pensamiento respecto a la naturaleza de los "fenómenos del mundo", hechos que rápidamente se irían constatando a posteriori del desarrollo tecnológico de la imprenta y en un transcurso histórico donde sobreviene la explosión de la literatura profana ligada a lo que podríamos denominar como la "ilusión de los impresos". Eventos, que luego se traducirían en el olvido o abandono generalizado de las concordancias universales (ciencia practicada en el período medieval por toda la cristiandad) y de los aspectos cotidianos que se relacionan con el simbolismo tradicional, por lo cual podríamos resumir que el avance en la "descontrucción" de los significados nominalistas y abstractos dentro de una tecnología escrituraria no tradicional ha facilitado el proceso de dar a la comunicación y al habla el efecto de separación que hoy las palabras asumen respecto de las cosas y de su realidad original.

De tales facetas, relacionadas con la imprenta, junto a ciertos acontecimientos que han rodeado a su aparición (9) surgen, a la luz tradicional y en lo que concierne a las propiedades del Verbo, numerosos aspectos y datos fácilmente reconocibles para estudiosos y conocedores del tema. Por ejemplo, cabe señalar que la incorporación irrestricta de materiales metálicos (caracteres de fundición movibles) y la adopción de un procedimiento mecánico (10) para la producción en serie de los libros impresos produjo una tenaz oposición por parte de los plateros tradicionales. Esto mismo, recuerda la acendrada resistencia de los iniciados, maestros artesanos y manufactureros gremiales ante la aparición de la imprenta propiamente dicha, una resistencia que fue tornándo violenta antes de claudicar entre fines del siglo XV y comienzos del XVI, en contra del concepto mecánico, metálico e industrial de impresión. A este respecto, señalamos aquello que mas tarde ha determinado un giro en la época moderna con relación a la producción industrial de la información y de las imágenes, contribuyendo, a lo que observado desde el punto de vista sensible, se traduce en el impulso en velocidad de los acontecimientos y a la correspondiente compresión espacial.(11)

La caligrafía

Como contraste a lo citado y a pesar de la generalizada invasión de una cultura secularizada y tecnificada, podríamos decir que aún hoy, en algunos lugares de oriente las artes tradicionales del libro parecen resistir los alterados ritmos del mundo moderno. Así, es posible constatar en algunas cofradías la vigencia de una transmisión artesanal que se ocupa generalmente del simbolismo en la ornamentación bibliográfica y especialmente en la escritura, cuyo valor caligráfico posee grados de ese simbolismo casi totalmente desconocidos e incomprensibles para la mentalidad moderna. De tal modo, que es posible comprender el status de raro y nobilísimo oficio que tradicionalmente se otorga a dichas artes en oriente.

En lo que al arte caligráfico tradicional concierne, conviene destacar, aquello que aún hoy sorprende que se desconozca, ya que es motivo del notable error de los eruditos modernos que siempre lo han considerado como un arte menor y, por extensión, como a un elemento de orden meramente decorativo. Este lamentable punto de vista, posiblemente, haya contribuido al no apercibimiento de aquellos precedentes que en la propia antigüedad y edad media de occidente concernían a las técnicas precisas de los escribas, cuyas reglas abarcaban todos los fenómenos de composición en estricta reflexión con los arquetipos celestes.

Como para dar, de esto último, algunos ejemplos y subrayar que el arte tradicional caligráfico es originario de oriente, podríamos hacer referencia que en China, la caligrafía se halla indivorciablemente unida a la poesía y a la pintura en una tríada derivada de específicos e ideográficos rasgos primordiales revelados, como habíamos dicho, al Emperador Fo-Hsi. Dichos rasgos, poseen el carácter de wen, es decir, que tomando en cuenta a sus inagotables sentidos y al margen de sus usos tardíos en literatura y en lingüística, se remonta dicha noción a representar primeramente a la esencia que anima a las mas diversas combinaciones y, secundariamente, como clave capaz de interpretar hasta las huellas del paisaje o las rugosidades de los árboles y de las piedras. Por lo dicho anteriormente, en este contexto, se ha de comprender la capacidad de representatividad operatoria de quienes dominen este arte tradicional, máxime, teniendo en cuenta a las funciones simbólicas y rituales del pincel, la tinta y el papel en relación a los gestos rituales y a la respiración que son identificados con el "aliento primordial" o ch'i .

Igualmente, en el Islam, el arte caligráfico tradicional ha adquirido sus mas elevadas expresiones de belleza y de trascendencia. Los maestros calígrafos musulmanes supeditan sus fórmulas de oficio a la eficacia y simbolización de la tabla, el tintero y el cálamo. En el esoterismo islámico este ultimo se identifica con la "caña primordial" o Inteligencia primera", de la cual se afirma que proceden todos los demás seres, los sensibles y los inteligibles. De la caña nace la producción musical (ritmo) y la escritura. De hecho, ciertas cofradías utilizan aún la simple caña, cuya recolección, preparación y cortes precisos se rigen por los ritos artesanales y por los símbolos tradicionales imbuidos del espíritu coránico. Del mismo modo, es posible constatar aquí la misma operatoria o poderes de transformación que reglan a la propia manifestación y tradicionalmente utilizados tan sólo como soportes de la virtud intercesora que lleve a la contemplación intelectual o a la captación inmediata de la Esencia del Ser.

Conclusión

Como conclusión a esta anotación sumaria de sólo algunos de los inagotables aspectos que rodean a las ideas originales y a las nociones tradicionales del libro no podían faltar en nuestro orden de referencias las analogías que corresponden a la suma de los denominados "Pueblos del Libro", denominación que aclara de suyo que aquello "explicativo", "tropológico" o "histórico" no anula ni invalida la realidad esencial de los respectivos esoterismos o de sus sentidos anagógicos, ni la trascendencia de una síntesis metafísica, como tampoco, en nada dificulta la legítima autoafirmación (en tanto haya señales de vitalidad necesaria) de cada formalidad exotérica particular, ya que cada una de ellas proceden del mismo Principio Universal.

La Torá Primordial

Así, en el esoterismo hebreo, dentro de la vía zohariana, se describe una Torá primordial escrita con "fuego negro" y "fuego blanco" (Zohar sh.s2/pag.84a), cuyo origen es anterior a la creación y que sería el continente de las "letras trascendentes" que componen el verdadero Nombre Divino. Tal es la esencia o el arquetípo celeste del libro sagrado cuyo aspecto oculto que trasciende el entendimiento humano se recuerda y se expresa aún en la liturgia diaria (12).

Dicho aspecto oculto se refiere mas,al estado interior de la Torá o a su transmisión cabalística o a su sentido anagógico resumidos en la voz hebrea sod (secreto) (13) que, lejos de cualquier "culto al secretismo", simplemente describe el carácter incomunicable del mas alto de los sentidos de la Sabiduría y, al mismo tiempo, alude a la única forma, que desde el punto de vista humano, puede dicha Sabiduría ser recepcionada (14) en el corazón.

El Evangelio Eterno

Esta, es la misma Sabiduría que se traduce en el Evangelio eterno y que anima al cristianismo. Si bien, el término evangelio del griego euanggelion ("buena nueva" o "buena noticia") se corresponde corriente y doctrinalmente con el título que se da a cada uno de los cuatro volúmenes atribuidos a los evangelistas, es evidente que su alcance posee una perspectiva del origen eterno del Verbo señalada por el evangelio de San Juan en todo su contexto y muy especialmente en su prólogo. (Pr.I,I-18).

De este modo, la lectura metafísica subyacente en la expresión "buena nueva" o "buena noticia" tiene relaciones transitivas con nociones tales como "transmisión" o "revelación" (entre otras, como el caso de "llamada" o "juicio") y es dirigida, primeramente, al entendimiento de aquellos cuyas disposiciones intelectuales tienen que ver mas con las capacidades de transposición de lo particular a lo universal. Ello, en tanto que dicha "buena nueva", sea entendida como increada o "perenne" debido a su eternidad o inmutabilidad principial.

Es en tal sentido que la "buena nueva eterna" ocurre "ahora-siempre", sin conflicto alguno, como decíamos, con las legítimas adaptaciones cíclicas, exotéricas, autoafirmativas y particulares, ya que como Revelación Primordial es Única, sin dejar de llamarse "mosaica" después de Moisés, "cristiana" después de Cristo o "islámica" después de Muhammad.

Tal el aspecto mas elevado que justifica la validez universal del Evangelio eterno proclamado a toda la humanidad y taxativamente expresado por San Juan en la primera parte de su visión de "Los tres ángeles" conformando el libro de revelación Apocalipsis o Liber Vitae : -"Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo". (Ap.14:6)-.

El Corán

De este modo, llegamos al Sagrado qur'ân, del cual se dice ser el cúlmen o resumen de todos los mensajes aportados por los 144.000 profetas con los que Dios adornó a la humanidad. Así, dentro del esoterismo islámico, la completud de los aspectos universales, que como naturaleza divina, abarca al conjunto de posibilidades principiales y formales del Ser es designada como la afirmación suprema de la Esencia absoluta y, entre sus inagotables sentidos e innumerables atributos o dignidades es señalada como umm al-kitâb (la Madre del Libro) cuyo simbolismo habitual es el tintero como recipiente de al-hurûf (las Letras trascendentes).

Concerniente a los principios, en relación a dicha afirmación suprema, se halla el Malakùt designado como un estado de intercesión entre la Presencia mas cercana de Allâh y las realidades de la existencia. De tal modo, que es el Rûh al-Quds (el espíritu mas puro) identificado con Yibrîl (el ángel Gabriel) el encargado de llevar al-qur'ân de su matríz universal y depositarlo en el corazón de Muhammad (el "Sello de la profecía") cuando su retiro en la caverna de Hirâ.

La dignidad conferida al profeta como "Sello de la Profecía" permite, tal como decíamos, aceverar de su Revelación, no tan sólo como el resumen acabado de los antecesores Libros sagrados, sino también de una actualización vital y providencial del Verbo de Dios, que como Mensaje Eterno y Palabra Primordial es la Revelación de siempre, en este caso después de Muhammad, por lo que necesariamente debe ser muhammadiana.

Folha Cstanha

Notas:

(1) Dichas tendencias rechazan toda representación trascendental, intelectual y real de las cosas, ya que se basan exclusivamente en las aplicaciones del sentido lato de los fenómenos. De tal modo, que al percibir distorsionadamente la "superficie" de las cosas no queda mas remedio que "descontruirlas" en una suerte de "intuición sensible", que viola los limites de dicha "superficie" internándose por los meandros inferiores y negativos de la imaginación.

(2) Este aspecto de "automatismo", generalmente insospechado, se extiende a la producción cuasi general de la mayoría de los géneros literarios profanos. Para la reflexión de lo que queremos decir tomemos el caso directo de las obras de ficción, donde la mayoría de sus autores confiesan como "pierden el control" de la trama y de los argumentos, ya que estos cobran, de pronto, una inquietante autonomía. Este ejemplo, aparentemente obvio por sus relaciones "artísticas" con la ficción, marca, sin embargo, un buen punto de partida para contemplarlo a la luz tradicional ya que, en diversos niveles, su mecanismo involucra a todo lo que actualmente se escribe, incluyendo a la tratadística científica. Esto se debe a las actuales condiciones de la "información". donde todo "programa de textualización" debe ser irremediablemente ficticio.

(3) "El Sagrado Corazón y la leyenda del Santo Graal" en "Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada" EUDEBA, Buenos Aires 1976

(4) Tanto el uso de la corteza de los árboles como su elaboración en la extracción del papel han sido motivos de rituales y usos diversos desde la mas remota antigüedad. Así, entre los aborígenes prehispánicos de mesoamérica existía un oficio artesanal en la confección de pliegos que eran adornados con inscripciones, grabados y diseños de colores vegetales.

(5) Para vislumbrar la conexión con el simbolismo del libro, tanto como para ampliar las relaciones universales del simbolismo del tejido ver el capítulo homónimo (capXIV) en "El simbolismo de la cruz" de René Guénon.

(6) Como ejemplo mencionamos el caso de los tejedores guaraníes que declaran, al manufacturar su producto, que tejen "el mundo" al tiempo que la "historia sagrada" de su nación. También, citamos la representación del "esquema universal de manifestación" tejida en la cestería hexagonal (verdaderos compendios de geometría sagrada) de las tribus tukano residentes en los bosques orientales de Colombia, cuya significación y simbolismo son transmitidos, análogamente, en la circulación y en el intercambio ritual de su sociedad tradicional. Igualmente, el arte textil de la tradición andina, que no sólo abarca la utilización de los quipus (escritura computo-ideográfica sobre la base de nudos hechos con cuerdesillas de colores), sino también, la del tocapu (simbolismo ideogeométrico tejido en las túnicas del Inca) detentado por el arte sacerdotal intrínsecamente relacionado con Viracocha.

(7) La noción de origen, como se sabe, entre otras cosas, guarda ciertas analogías con la fijación de un centro y, en este caso, al conocimiento asimilado al simbolismo del árbol que puede también representar al eje del mundo. Concierne, además, a ciertas relaciones operativas aplicadas al simbolismo de las duraciones (tiempo) y de las extensiones (espacio).

(8) Aunque las versiones mas populares hablan del "caparazón de una tortuga" el contenido del simbolismo se mantiene intacto.

(9) El aspecto positivo de sus aplicaciones se remitiría a las posiblidades de cierto "enderezamiento" en tanto el despliegue "explicativo" de los datos tradicionales.

(10) Remitimos a los abundantes "datos etnográficos" de las mas diversas humanidades y que conciernen a las restricciones tradicionales en el "trabajo de los metales", como también a los mas significativos detalles en los recaudos rituales ejercidos sobre la metalurgia antigua. Respecto al "maquinismo", nos bastará recomendar las evaluaciones vertidas por René Guénon en "El reino de la cantidad y el signo de los tiempos", como también a las consideraciones generales de Titus Burckhardt en "Principios y métodos del Arte tradicional".

(11) En la afirmación tradicional de que "toda inscripción es un libro" se puede vislumbrar las propiedades del Verbo que en sus aplicaciones ya sonoras, ya figurativas reflejan el poder o las leyes de transformación de nuestro mundo. De tal modo, nos es posible relacionar en uno de sus aspectos, aquello que, incluyendo el punto de vista sensible, acelera el tiempo y comprime el espacio. Desde este punto de vista y a modo de ejemplo, sería posible "ilustrar", transitivamente, las nuevas determinaciones que comienzan a regir los acontecimientos aproximadamente a partir del siglo VI a.c. En relación a dicho ejemplo ilustrativo podríamos decir, en funciones de representación, que es, precisamente, el período en que se modifican las imágenes de los ciclos pictóricos puesto que ya no son dispuestos a expresar el sentido de simultaneidad que determina la expresión hierática, sino que aparecen " en series" y con "perspectiva espacial". La consecuencia, es la especialización en los cuadros mitológicos, traducida en una paulatina aceleración del "movimiento" y generando prontamente la necesidad de una "narración" progresiva que pierde el carácter original e ideográfico y, por tanto, la aptitud de representar a la "Eternidad" y la operatoria de "traerla" a nuestro mundo.

(12) Referido al distinto y extraordinario status "halágico" que se otorga en la liturgia a los ocho versículos finales de la torá, de los cuales se explica que Moisés los escribió con lágrimas en lugar de tinta.

(13) Voz cuya inicial conforma el conjunto de la raíz PRDS, "paraíso", "jardín" o "prado" y que alude a las cuatro perspectivas o sentidos tradicionales con los cuales debe entenderse la torá.

(14) Según René Guénon "recepción" o "lo que se recepciona" es una de las tantas ideas expresadas por el verbo qabal de donde deriva directamente qabbalah. Ver el artículo homónimo correspondiente en "Formas tradicionales y ciclos cósmicos".

Fecha de publicacion en lo site: 06/03/2005